Si la política española resulta tan extraña en los países de nuestro entorno es por la simpar catadura de Pedro Sánchez, un verdadero obseso del poder, a un tiempo ególatra y sociópata

El presidente del Gobierno ejerce de estadista en Bruselas y de revolucionario en Madrid. Y pretende seguir haciéndolo así porque lleva cinco años -se cumplirán el 1 de junio- en Moncloa y pretende seguir otros cuatro más.

Las elecciones del domingo 28 pueden ser el primer paso para echar a Sánchez o el último paso para consolidar a Sánchez. Por eso son tan importantes... porque hay que echar al desastre de Sánchez cuanto antes. Lo digo yo, que no tengo la menor confianza en Núñez Feijóo

Las elecciones del próximo domingo pueden romper el PSOE, pero a Pedro eso no le importa. Es más, no le importan las burradas que un día tras otro salen de su socio de Gobierno, de Podemos, ni de los nacionalismos catalán y vasco, ya convertidos en separatistas aviesos, ni tan siquiera la desvergüenza de Bildu.

Sánchez cabalga sobre la incoherencia más absoluta: preside el Gobierno español en una alianza con comunistas y separatistas, y hasta con filoetarras: les necesita a todos. Hay que mantener la moción de censura, donde les necesitó a todos.

Por todo ello, las elecciones del domingo 28 pueden ser el primer paso para echar a Sánchez o el último paso para consolidar a Sánchez. Por eso son tan importantes... porque hay que echar al desastre de Sánchez cuanto antes. Lo digo yo, que no tengo la menor confianza en Núñez Feijóo.

Como diría Aznar, ¡Márchese, señor Sánchez! Y como no se va, habrá que echarle

Como diría Aznar, ¡Márchese, señor Sánchez! Y como no se va, habrá que echarlo.

¿Y por qué, a pesar de su desastre, se mantiene Sánchez en Moncloa? ¿Por qué, a pesar de lo distintos que son y lo enfrentados que están los distintos partidos del sanchismo, han aguantado cinco años a pesar de su desastrosa gestión? Pues porque les une su cristofobia. 

La Cristofobia continúa siendo lo único que une a la macedonia que gobierna España: ¿Qué tiene que ver Manuel Marlaska como Arnaldo Otegui, un perseguidor de etarras y un etarra? Fácil: que a ambos les une su cristianofobia. Esta es la enseña del Sanchismo

El odio a todo lo que huele a cristiano es la argamasa que une a esa macedonia de partidos que gobierna España: ¿Qué tiene que ver Fernando Grande-Marlaska con Arnaldo Otegui, un perseguidor de etarras y un etarra? Fácil: que a ambos les une su cristianofobia. Esa es la enseña del Sanchismo. Por lo demás, los distintos componentes tienen poco que ver entre sí. El Sanchismo no es alianza, es connivencia.

Estadista en Bruselas, revolucionario en Madrid. El PSOE se rompe pero a Pedro no le importa: lo que le importa, cada mañana, es continuar en Moncloa un día más. Si sólo pudiera hacerlo como candidato de Vox, lo haría.