Sólo acierta cuando rectifica. Sí, de Pedro Sánchez puede decirse eso, pero en el caso del Valle de los Caídos no ha sido así. Asegurar ahora que el Valle de los Caídos no puede ser un lugar de concordia y que se quedará en cementerio civil, tiene su coña, pero no es exactamente rectificar.

Sí, es cierto que los socialistas han preferido olvidar aquella del parque temático sobre la memoria histórica. No me extraña: ocurre que si hablamos de memoria histórica, los otros también tienen memoria y el balance de la izquierda en España durante el siglo XX resultó mucho más siniestro y homicida que el de la derecha, como ha demostrado el catedrático de Historia Javier Paredes en Hispanidad.

El balance de la izquierda en España durante el siglo XX resultó mucho más siniestro y homicida que el de la derecha

Ahora bien, dicho esto, mucho me temo que no vamos a hacer negocio: hay que entender con claridad que Sánchez, en este punto, no ha rectificado mucho. Desde el primer momento, el verdadero objetivo del Gobierno socialista con el Valle de los Caídos, no tenía nada que ver con los restos de Francisco Franco, que en algún lugar habrá que ubicarlos. Lo que los socialistas y demás progres no soportan es esa horrible cruz (como dijera Carmen Calvo), es mierda de cruz (como eructarán los chicos del Gran Womyng), ni soportan una basílica consagrada al culto católico como no soportan la abadía de monjes benedictinos que allí habitan.

Y así, don Pedro Sánchez habla de convertir el Valle en un cementerio civil. ¿Existen los cementerios militares en España? ¿Existen en España cementerios que no sean civiles?

Las preguntas para Pedro Sánchez son: ¿Va usted a derruir la cruz del Valle de los Caídos? ¿Va usted a destruir la basílica? ¿Va a usted a expulsar a los benedictinos? Los de cementerio civil presupone un sí a las tres preguntas pero, en resumen, Sánchez hará lo que resulte más conveniente para sus expectativas electorales y, sobre todo, lo que más daño pueda hacer a la Iglesia.