La low cost irlandesa Ryanair reaccionó tarde y mal el año pasado por las condiciones laborales de sus empleados y se enfrenta, este año, a uno de sus fantasmas: una demanda colectiva que no le saldrá gratis tras los daños ocasionados por las últimas huelgas de tripulantes de cabina, del 25 y 26 de julio. Recuerden, fueron cancelados 400 vuelos, que afectaron a 100.000 personas.

La demanda colectiva ha sido anunciada este martes por la plataforma En-Colectivo, que ha abierto una página web para sumarse a la iniciativa y que cuenta con asesoramiento del bufete Cremades & Calvo y Sotelo, con experiencia en otros casos similares (la intervención del Popular o la huelga de controladores aéreos en 2010).

Las malas condiciones laborales de la plantilla son vox pópuli como las quejas de los pasajeros 

El impulsor la demanda, Diego Maraña, no se ha ahorrado objetivos, al acusar a la low cost de ir por libre y actuar con impunidad, aunque más duro ha sido el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que ha calificado a Ryanair de “empresa pirata que opera en paraísos fiscales”, además de que “se salta todas las normas laborales”.

Ha recordado, en una entrevista en RNE, que las razones del paro eran reclamar  a Ryanair que cumpla con la legislación local en vez de realizar los contratos en Irlanda. La empresa ha contestado a los paros con preavisos de despido y más descuentos en los viajes para contestar a la caída de la demanda. Esas ofertas mosquean todavía más a los viajeros, como reflejan las redes sociales, porque se trasladan a flagrantes incumplimientos.

Pero el problema en Ryanair seguirá, al margen de las indemnizaciones que tendrá que afrontar, porque hay convocadas nuevas huelgas en Europa para el próximo viernes, 10. En Alemania y Holanda, con seguridad, como han confirmados sus pilotos.