Cellnex ha vuelto a ser, este viernes, una de las empresas más demandadas del Ibex, con subidas superiores al 5% durante buena parte de la mañana, aunque luego se han moderado hasta el entorno del 3%. No en vano, durante 2020 su cotización se revalorizó un 38%.

Está claro que los inversores apuestan por el modelo de crecimiento de la compañía que dirige Tobías Martínez, que cerró 2020 con pérdidas de 133 millones de euros por las mayores amortizaciones y los costes financieros asociados a las compras realizadas. La positiva gestión del grupo quedó plasmada en el aumento del 55% de las ventas y en el repunte del Ebitda, que alcanzó los 1.182 millones frente a los 686 millones de 2019.

Además de los resultados, Cellnex anunció este viernes la compra de 7.000 torres y 11.300 kilómetros de fibra óptica a la polaca Cyfrowy, por 1.600 millones de euros. Lo más importante de la operación, sin embargo, es que supone un cambio de modelo en el negocio de Cellnex, que dejará de ser un mero gestor ‘inmobiliario’ de infraestructuras de telecomunicaciones -se acabó el alquiler pasivo de torres-, para pasar a ser un socio industrial de los clientes.

Cellnex continúa en fase de crecimiento -la próxima Junta aprobará una ampliación de capital -la cuarta- de 7.000 millones de euros- y los accionistas lo saben. Por eso, según Martínez, no presionan para cobrar dividendo. El consejero delegado explicó durante la presentación de resultados, la diferente mentalidad que existe entre Europa y EE.UU.: “Los inversores europeos preguntan por el dividendo; los norteamericanos no. En EE.UU. preocupa el crecimiento”, afirmó.