Empecemos por el final, que no deja de ser el principio. La directora de la JUR, Elke König, así como todo el aparato del Banco Central Europeo (BCE), dio un patinazo de grandes proporciones en su ensayo para la liquidación de entidades dentro de la -futura- unión bancaria europea. Pues bien, ha resultado fallido. El sistema utilizado con el Popular ha sido desechado y la razón oficial de la venta al Santander por un euro, la falta de liquidez, ni tan siquiera ha sido aclarada: aún no se sabe si el responsable de la liquidez de las entidades será el Banco de España (o similar) o el Banco Central Europeo (BCE).

Pero queda por justificar lo realizado, sobre todo, ante las demandas de los accionistas, con un argumento principal: ¿por qué lo que valía en bolsa 1.300 millones de euros fue vendido por un euro?

Elke König solo justificaría su controvertida operación si demuestra que, además de tontos, los dirigentes del Popu eran malos

Pues bien, fuentes del Santander aseguran a Hispanidad que la entidad que preside Ana Botín está recibiendo presiones para algo muy sencillo: que diga que el equipo de Ángel Ron no era tonto, sino que también era malo. Necesitan que alguien entre en la cárcel, aunque sea por unas horas. Necesitamos la foto. Con eso, toda la vergonzante intervención del Popu quedaría justificada. Ya se sabe que en las democracias actuales solo es verdad lo que dicen los jueces. Su palabra es canónica.

Pero los directivos del Santander han asegurado desde un principio que no habían encontrado nada oscuro

Al menos alguien tiene que resultar condenado. Y ese alguien no puede ser Emilio Saracho, que estuvo menos de seis meses, metió la pata hasta las corvas y marchose con el rabo entre las piernas. Ergo, el objetivo tenía que ser Ángel Ron.

Lo malo es que en el Santander siempre han dicho que no han encontrado nada sucio en la gestión de Ángel Ron. Muchos errores, naturalmente, pero no horrores. Es igual, Europa presiona y actitudes como la del informe de la CNMV, inconcreto y equívoco pero aprobado por el mismo Sebastián Albella, quien durante el periodo de autos trabajara como consultor para el Banco Popular y otorgara sus bendiciones, que tiene mucha validez.

Pero el Santander tendría que desdecirse a sí mismo. Así que lo que han decidido es enterrar a los inspectores del Banco de España en una montaña de documentos. Con un poco de suerte tardarán años en concluir.