El antiguo equipo directivo del Popu continúa pensando que Emilio Saracho ya tenía comprador. Incluso le ponían cifras: 1.000 millones de euros (cuando se interviene vale 1.300 millones en bolsa).

Y es que nadie se explica que un presidente critique a su propia entidad. Y menos que nadie el propio magistrado de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, quien ha inquirido una y otra vez sobre la relación de Saracho con, por ejemplo, El Confidencial. Es decir, el mismo digital que publicara aquello de que el Popular está en venta ante le peligro de quiebra.

Quienes vinieron con él tenían contrato por un año. Y él advirtió que no firmaría las cuentas de junio

Otrosí: quienes vinieron con él a un banco que jamás pretendió gestionar tenían contrato por un año. Además, él ya advirtió que no firmaría las cuentas de junio. Es decir, que tenía plazo hasta junio.

En un ‘off the record’ con periodistas, tras haber cambiado las cuentas sin necesidad alguna, Saracho llegó a afirmar que a lo mejor el Popular valía cero euros y que entonces habría que cederlo por cero euros. Tal parecía que Saracho estaba allí para venderlo a bajo precio, y contra el interés de los accionistas, a un tercero ya predeterminado.

En un ‘off the record’ con periodistas, Saracho llegó a afirma que a lo mejor el Popular valía cero euros

En su discurso en la Junta de Accionistas de mayo, escribió en el borrador de su discurso, que se trataba de un banco ‘zombi’. Luego lo borró. Pero sembró aún más alarma al advertir a los accionistas, con su chulería acostumbrada, que o ampliación o venta. Para romper el hielo y tal.

Pero no salió mal parado: 4,5 millones de euros por cuatro meses de trabajo. Bueno, de desgobierno.

Ana Botín rompió cualquier tipo de contacto con el Popular cuando empezó a hacer la misma pregunta que ahora se formulan todo los implicados en la intervención de la entidad: ¿Por qué alguien que pretende vender un banco, en lugar de cantar las maravillas del objeto, lo desprecia?

Pero no salió mal parado: 4,5 millones de euros por cuatro meses de trabajo

Y la pregunta sigue en pie porque si no, no tiene sentido. Si ya tenía comprador, entonces jugó con accionistas, trabajadores y clientes de la entidad. Y si vino para quebrarlo, entonces sólo cabe acudir a la conspiración contra el Popular. Pero eso ya resultaría hasta demasiado gordo y, además, el abajo firmante no cree en las conspiraciones, aunque sí en los consensos. Que, por cierto, son más peligrosos que las conspiraciones.