La Iglesia no solo ha apoyado las medidas tomadas por la autoridad civil, sino que, incluso, ha ido más allá de lo exigido”. De lo exigido por el Gobierno, se entiende. Una gran verdad: Pedro Sánchez no prohibió la Eucaristía sino por la vía indirecta: el fiel sólo puede salir de casa para ir al súper o a la farmacia, pero no a la iglesia, ergo…

Pero entonces, muchos obispos españoles, en lugar de rebelarse contra esta norma infame y cristófoba -la Iglesia vive de Eucaristía- dieron un paso más y privaron a los fieles, en vivo y en directo, de la Eucaristía.

El colmo ha llegado cuando me entero que el obispo de Cuenca, monseñor José María Yanguas, se vanagloria de haber ido aún más allá que los obispos en la sustracción de la Sagrada Eucaristía a los fieles. Y este señor, para violentar los tópicos al uso, resulta que es un obispo miembro del Opus Dei. Si San Josemaría levanta la cabeza, empieza a repartir bofetadas (hablo de bofetadas espirituales… creo).

Por cierto, al señor obispo de Cuenca se le ha escapado que la orden o consigna de prohibir la eucaristías públicas partió de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

El cardenal Omella se enfada con las críticas contra los sacerdotes por no oficiar eucaristías. O sea, críticas contra él

Más. En la cadena de TV de la COPE, 13TV -misa virtual- nos han explicado que como no hay cepillo desde hace seis semanas, se ha abierto una cuenta corriente para que los fieles apoyen económicamente a la Iglesia. O sea, que no tienen que cumplir el precepto pero sí mantener a la Iglesia. O sea, que no pasa nada porque no cumplas con Dios, pero sí tienes que cumplir con la Conferencia Episcopal. Sin comentarios.

Más. Apenas han pasado unas horas de su publicación y ya he recibido notificaciones sobre el artículo del catedrático de Historia de la Universidad de Alcalá, Javier Paredes. ¡Cuánta inclemencia! El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor José Luis Omella, se queja de las críticas por la supresión de la Eucaristía porque “no es momento para críticas”… que es, exactamente lo mismo que dicen Pedro Sánchez y su censor de cámara, el ilustre García-Marlaska.

¿Que no es momento para las críticas a los sacerdotes? ¡Que no monseñor, que no! en Hispanidad no criticamos a los sacerdotes, les criticamos a ustedes, que han abandonado al rebaño para seguir las instrucciones de un cristófobo llamado Pedro Sánchez y de otro cristófobo llamado Pablo Iglesias.

Más. Las iglesias madrileñas han colgado en su puerta la prohibición del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Uno de esos sacerdotes valientes, que han cumplido la orden de Osoro de forma pícara, es decir, dejando la puerta abierta a los fieles en sus eucaristías ‘privadas’, me comentaba, con cierta pena, señalando al bando que el cardenal ordenó colgar a las puertas de los templos: desde que emitió ese bando (14 de marzo) “el arzobispo no nos ha dicho nada, ni una palabra”.

"Algo más que el rezo": Padre Ángel, ¡váyase usted a freír espárragos!

De postre, cómo no, el Padre Ángel, que no es obispo, pero que resume a la perfección lo que, en su solicitud por los pobres y los huérfanos, ha pedido que menos “rezo” y mas ayudar. Con todo respeto, y aquí sí que arremeto contra los sacerdotes y no contra los obispos, Padre Ángel: ¡váyase usted a freír espárragos! 

Con esos curas, ¿para qué quiero comecuras? Con esta Conferencia, ¿para qué quiero el gobierno socio-podemita?

¡El enemigo está dentro!