La hispanidad ha entrado en barrena y al presidente Pedro Sánchez le viene demasiado grande. La semana pasada se estrenó en un mundo hispano en el que no cree, con un viaje a cuatro países de la zona. Y es que, a Sánchez, el traje de líder de la hispanidad, que siempre ha sido español, o sencillamente no ha sido, le va un par de tallas más grande. Sobre todo, desde que sabemos se hizo socialista al cumplir el año, por admiración a Salvador Allende.

Sí, el traje le viene muy largo.

Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua ya se han consolidado como tiranías, incertidumbres en El Salvador, Brasil y México

El mundo hispano en el momento presente atraviesa grandes riesgos por mor del neocomunismo, cuyo principal valor allí es el chavismo venezolano. El viejo comunismo organizaba la revolución violenta, pero el neocomunismo es gramsciano… y un poco más hipócrita que en tiempos del maestro don Antonio, que pedía cambiar la sociedad mediante la cultura antes de llegar al socialismo. El neocomunismo ni se va a las barricadas ni pretende el predominio cultural para cambiar la sociedad hacia la dictadura del proletariado: quiere vencer en las urnas manipulando el lenguaje político y una vez alcanzado el poder por medios democráticos, no permite la menor disidencia, con el higiénico objetivo de perpetuarse en el mismo, pero siempre con la excusa indeleble de que cada cuatro años, debemos ir a votar. Y si la votación no sale como estaba preparado, lo de Maduro: se crea una nueva cámara.

Se camina hacia el esclavismo con las técnicas del neocomunismo: llegar al poder en las urnas y luego manipular las urnas para siempre

El chavismo es el mejor ejemplo de neocomunismo del mundo. Ha creado escuela. Anualmente, ya se sabe que en tiempos de rojos hambre y piojos, así que ahora Venezuela se ha hundido y sólo sobe vive el régimen neocomunista. Los venezolanos se marchan del país y queda Nicolás Maduro.

Pero el neocomunismo ha hecho garra con modalidades diversas en otros países del mundo hispano. Desde la época de la teología de la liberación, aquella feroz ideología liberticida y anticristiana (años 80 y 90 del pasado siglo XX) no se vivían tantos casos de regímenes liberticidas en Hispanoamérica. Cuba, el decano, la precitada Venezuela, pero también Bolivia, donde Evo Morales se ha convertido en un dictador patético, pero no menos cruel. La Nicaragua sandinista también se ha consolidado como tiranía, mientras la incertidumbre crece en El Salvador (un país de bandas que amenaza extenderse a todo Centroamérica), Brasil (donde el derecho impera, por también la violencia y el dominio de unas sectas cada día más peligrosas), y México, donde la vida no vale nada.

Y a Pedro Sánchez, que no cree en el mundo hispano (para él es Latinoamérica), le viene muy grande el necesario liderazgo español de Hispanoamérica

Todo ello, en mitad de una descristianización, menos acentuada que la española, pero donde se están imponiendo los principios del Nuevo Orden Mundial (NOM).

El NOM se diferencia del comunismo en que su lucha no es contra el capital, sino directamente contra Dios y contra su Iglesia, El NOM va al centro de la cuestión: Cristo.

Y lo peor: los principios del Nuevo Orden Mundial (NOM) imperan hoy en el mundo hispano

Y lo malo es que el Cuerpo Místico de Cristo atraviesa la crisis más grave de su historia. El viejo comunismo pretendía aniquilar a la Iglesia, el NOM del neocomunismo lo que pretende es conquistarla. En ello estamos.

Y claro, la hispanidad tiene su centro en Cristo. Por eso hoy parece tan desdibujada y en estado terminal. Es lo mismo: resucitará. Como decía Chesterton, la cristiandad tiene un líder que sabe cómo salir del sepulcro.