El hecho de que el BBVA no tenga la intención de realizar ningún expediente de regulación de empleo (ERE) en España no significa, ni mucho menos, que no esté llevando a cabo una reducción de plantilla. El dato es revelador y preocupante a partes iguales: la entidad comenzó el año con 27.092 empleados y cerró el mes de septiembre con 26.008.

Es decir, en nueve meses redujo el número de trabajadores en 1.084, a razón de algo más de 120 empleados menos cada mes. La mayor parte de las salidas -entre 600 ó 700-, eso sí, son prejubilaciones. Medidas no traumáticas que, si el banco mantiene el mismo ritmo durante el cuarto trimestre, supondrá la salida de unos 1.200 empleados en el conjunto del año. La plantilla del BBVA en nuestro país cerraría el ejercicio con unos 25.900 trabajadores… y bajando.

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¿Hasta dónde? Ya veremos, aunque la intención del próximo presidente, Carlos Torres, es reducir el personal hasta lo mínimo imprescindible. Es lo que tiene la digitalización. ¿Recuerdan? Hace dos años señaló que el banco podía funcionar perfectamente con 1.000 oficinas. Todavía está muy lejos pero ya entonces se armó la gorda.

La intención del próximo presidente, Carlos Torres, es reducir el personal hasta lo mínimo imprescindible

No es el único asunto que tendrá sobre la mesa el nuevo presidente. Otro, no menos importante, es la situación que atraviesan los trabajadores del banco que vienen de Catalunya Caixa y de Unnim, las dos entidades catalanas adquiridas por el BBVA. Aunque ya han pasado varios años, lo cierto es que muchos no se han adaptado a la filosofía de la entidad, por ejemplo, en cuanto al cumplimiento de los objetivos comerciales y a la presión que conllevan. En este contexto, como adelantó Hispanidad, Torres tendrá que afrontar el hecho de que al banco ‘le sobran’ 2.000 empleados en Cataluña. Ahí es nada.