Iberdrola, Endesa y Naturgy se han aliado para para no pedir la renovación de la licencia de la central nuclear de Almaraz, que deberían plantear antes de junio de 2019 para alargar su vida útil, que cumple 40 años en 2020. Es la respuesta de las tres propietarias a las largas que da la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre la energía nuclear.

En el cruce de las eléctricas y Ribera, la ministra se escuda en que lo más urgente es el proyecto de ley de cambio climático y transición energética, que desarrolla en un grupo de trabajo con Podemos para cerrarlo antes de final de año. Ahora bien, no dice ni mu sobre el mix energético, del que depende el reparto entre fuentes para cubrir la demanda. De las centrales nucleares, a día de hoy, dependen el 20% del sistema español.

Las eléctricas contestan al desdén de Ribera, que no aclara el mix energético, con otro desdén: no piden la prórroga de Almaraz 

Desdén con desdén se paga. Es lo que ha decidido las tres eléctricas propietarias de Almaraz (Iberdrola, 53%; Endesa, 36% y Naturgy, 11%), que deberían solicitar al Centro de Seguridad Nuclear (CSN) el permiso para alargar el plazo de la central. Pero no lo harán, para no caer en la trampa de Ribera. Y a partir de ahí, si contesta, habrá que ver en qué condiciones. Hasta ahora se han quejado de la fiscalidad, que cuestiona la rentabilidad del negocio.

La ministra, en fin, les pide que lo hagan y después ya veremos. Las empresas, en fin también, le piden que aclare primero el mix, y el resto ya se verá. El suspense es total para la ministra más verde de Pedro Sánchez, con prédica antinuclear, aunque ha ido modulando inevitablemente su mensaje. Ojo, pero no quiere aparecer como la mala de la película a los ojos del partido de Iglesias.

La central extremeña es la primera que debe solicitar prórroga, antes de junio de 2019, porque cumple 40 años en 2020

Disyuntiva curiosa, en cualquier caso, si tenemos en cuenta que Almaraz es la primera en abrir la terna del futuro de las nucleares para decidir la prórroga o la clausura.

Ribera, mientras tanto se ha dedicado a marear la perdiz. Arrancó su mandato activando el apagón nuclear, matizó después la crónica de esa muerte anunciada y ha admitido por último que es posible que al Gobierno no le quede otra que mantener las centrales. A preguntas de Hispanidad, explicó que los plazos de cierre son los plazos de cierre, pero que no hay una decisión tomada y que hay más factores a tener en cuenta que el programa electoral del PSOE, que “todos entienden lo que dice”.

Ahora tiene sobre la mesa la contestación -desdén con desdén- de las eléctricas. Tendrá que optar.