Que Santander se fusione con BBVA y que Caixabank lo haga con Bankia y con Sabadell. Ese es el dibujo teórico que alguna mente brillante ha realizado desde el Gobierno. Por ahora no pasa de un diagrama sobre un papel. Pero ojo, la especie ya empieza a correr, tanto en Fráncfort como en Cibeles.

En circunstancias normales -no tengo claro que es eso- estos dibujos serían ensayos de salón, propios de partidos políticos y de bancos de inversión (dos instituciones parecidas: los unos buscan sufragios; los otros, dinero) pero, tras la sesión del martes en el curso anual de la UIMP organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), el asunto empieza a tomar cuerpo, aunque sea cuerpo deforme.

Sale a escena Luis de Guindos y repite que los bancos tienen que fusionarse porque con estos márgenes (los que crea el BCE que Guindos vicepreside) no hay supervivencia posible.

De segundo plato, el gobernador del BdE, Pablo Hernández de Cos, advierte contra una nueva subida de la morosidad que puede llevar una nueva crisis financiera. No sé por qué la morosidad se arregla por la vía de las concentraciones. Me lo expliquen. De entrada. La CEO de Bankinter, María Dolores Dancausa, se puso la venda antes de la herida: yo no me fusiono. Doña Dolores: tampoco estamos hablando de Bankinter.

Una pregunta: ¿Quién pagaría el coste de los miles de despidos?

Pero lo realmente significativo fue escuchar al presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán, instar a los bancos a fusionarse con sentido de urgencia, cuanto antes mejor.

Cosas veredes, amigo Sancho. Roldán fue el superior de Hernández de Cos y ahora se ha convertido en su discípulo. Y en la patronal AEB, como todo el mundo sabe, manda el Santander. Luego está el José María institucional, siempre pendiente de la voz del Gobierno aún cuando deba mostrarse crítico con él. Si Roldán insta a fusionarse es porque le han ordenado que lo haga.

¿Tiene sentido ‘industrial’, como diría Goiri, la fusión de BBVA con Santander y la del trío Caixabank, Bankia y Sabadell, tercer, cuarto y quinto banco del país? Ninguno. Eso sí, se haría, en un mismo tajo, la reconversión pendiente del sector y a lo bestia. Decenas de miles de puestos de trabajo se perderían y centenares de sucursales se cerrarían. Dejando a un lado el coste social -ahora todo se llama social-, la pregunta es: los despidos masivos son carísimos, ¿quién los va a pagar?

Y lo más ‘gracioso’ es que la digitalización de la banca significa esto: no es necesaria fusión alguna. Es más las ‘fisiones’ tienen más futuro

Pero la evolución del sector bancario en bolsa ayuda a estas diagramas esbozados sobre un papel (son mejores los esbozados sobre un café) pero con mucho apoyo institucional. Y el empeño del Gobierno, aquí coinciden Moncloa y la vicepresidencia económica, en esta revo-fusión viene impelido porque Nadia Calviño ya ha dado el queo en privado de lo que el martes exponía en público Hernández de Cos: España no podría soportar otra crisis bancaria, en estos momentos de recesión profunda y de peligro claro de crisis de la deuda.

Ahí encaja un gobernador empeñado en hablar de la falta de financiación en la que pueden encontrarse las pymes españolas a la vuela de la esquina… a pesar de los famosos créditos ICO.

El miércoles 2 fue otro día negro para el sector bancario en bolsa, especialmente para los dos grandes bancos. Y recuerden lo que publicamos en nuestra anterior edición: los dos bancos que más capitalización han perdido han sido Santander y BBVA. Añadido: Carlos Torres se defendería del Santander como gato panza arriba.

Y lo más ‘gracioso’ es que la digitalización de la banca significa esto: no es necesaria fusión alguna, ni tan siquiera en la caja de ahorros de Onteniente.

Es más, las ‘fisiones’ tienen mucho más futuro en la banca digital que las fusiones.