El periodista Vicente Vallés, conductor de la segunda edición del telediario de Antena 3, realizó el jueves una pieza maestra, antológica, de esas que te reconcilian con un medio tan frívolo y tan manipulador como la televisión.

Recuerden, la polémica del día (Moncloa lanza una polémica diaria, secundada por el conjunto de los canales) la había servido, cómo no, El País, al publicar un vídeo donde aparece un médico de Parla explicando a su plantilla que, en pocas palabras, como no había camas para todos en la UCI, con su correspondiente respiración asistida -la clave del Covid19-, tenían que optar por atender a los jóvenes, quienes tenían más probabilidades de sobrevivir. Y a los ancianos contagiados en las residencias, o bien trasladarles a una residencia medicalizada, o bien atenderlos con medicamentos en el propio lugar.

Efectivamente, decidir quién vive y quién muere. Aún recuerdo aquella carta, en los días peores de la epidemia, de un médico italiano, quejándose de tener que decidir justamente eso: quién vive, quién muere y el apartado final de su carta: acabaré muriendo con ellos tras haber sanado al que pueda.

O mejor, aún recuerdo a aquel sacerdote, también italiano, que pidió a los doctores que le aplicaran el respirador a un hombre más joven que él. Y sí, murió.

Vicente Vallés, en una pieza antológica, ha demostrado que sí, que hubo que decir quién vivía y quién moría. Pero como lo haría un hombre, no una máquina

Pues bien, el vídeo fue aprovechado para un rasgado de vestiduras por el Gobierno sociopodemita y para apuntar a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, en lo que se suponía que era un golpe de gracia. Como Hispanidad anunció el primero, asistimos a la batalla por Madrid: se trata de arrebatarle Madrid a la derecha, no sólo al PP sino a Vox, porque Rocío Monasterio ha enlazado bien con Díaz Ayuso y la ha atraído hacia una gestión de principios, que es lo que había abandonado el PP.

Por tanto, PSOE y Podemos, Pedro y Pablo, están rabiosos contra Daiz Ayuso e Iglesias ya le ha acusado de criminal.

Pues bien, Vallés exhibió una serie de documentos, de distintas comunidades autónomas (Cataluña y Valencia incluidas), de asociaciones médicas ligadas al Gobierno, del propio Ministerio de Sanidad y de la OMS, ratificando lo que el médico de Parla había dicho: que sí que había que escoger entre pacientes porque no había otra posibilidad.

Es decir, que el escándalo definitivo de Díaz Ayuso, es duro, pero no podrá ser aprovechado por Pedro y Pablo. ¿O sí?

Y mientras, Pablo Iglesias continúa enjugando su horizonte penal con la Gürtel

Salvo los enfermos graves por Covid19, algunos muertos, y los sanitarios de las UCIS, me temo que muy pocos han sido conscientes de la tragedia que hemos vivido. Nos la contaban en cifras (bueno, ocultadas y manipuladas por Illa y Simón) pero para darse cuenta de lo que ocurrió no hay que mirar las cifras sino los rostros.

Y sí, había que elegir, como lo haría un hombre, con entrañas de justicia y de clemencia, no como lo haría una máquina, Recuerden la película Robots, cuando la máquina decide que debe salvar al adulto y no a la niña porque el primero tiene más probabilidades matemáticas de sobrevivir. Un hombre, un médico, hubiera salvado a la niña.

Y todo esto no es baladí: en el entretanto, mientras apunta a Díaz Ayuso, Pablo Iglesias continúa ocultando su horizonte penal con la Gürtel y con una caradura ejemplar, acusa a otros de corrupción y de instintos criminales. Bueno, Pablo acusa y Pedro sonríe. Es la batalla de Madrid.

El objetivo final del Gobierno Sánchez no sólo es arrebatarle Madrid a la derecha sino ocultar su fracaso ante el coronavirus. Primero con cifras falseadas, luego, culpando al PP de la crisis provocada por su desastrosa gestión.