La dimisión tiene lugar días después de conocerse que María Dolores de Cospedal pidió que Villarejo investigara a Javier Arenas. Tras darse a conocer la petición, la diputada respondió que era su obligación. Esta mañana se sabía que, además, había pedido investigar al hermano de Rubalcaba. Finalmente, ha terminado cediendo a las presiones internas y ha dejado su puesto en el Comité Ejecutivo Nacional del PP. No obstante, se sabe que mantendrá su escaño en el Congreso.

Y esa dimisión pone el foco sobre Dolores Delgado, quien también se ha visto afectada por los escándalos de las grabaciones de Villarejo. En resumen, se acabó la carrera política de Dolores de Cospedal. No así la de su adversaria, Soraya Sáenz de Santamaría, quien ha pasado al banquillo y espera su momento para subir a la presidencia del PP en cuanto Pablo Casado tenga su primer fracaso electoral.

La corrupción vuelve a ser el mantra del PP de Pablo Casado

Y su sucesor en la Secretaría General del PP, Teodoro García, ha hecho el ridículo. Porque si bien es cierto que si Cospedal dimite, también debería dimitir Dolores Delgado, asimismo víctima de Villarejo. Pero eso es lo de Carmen Montón: todos somos iguales.

La corrupción vuelve a ser el mantra del PP de Pablo Casado. El del PSOE no, porque Pedro Sánchez dio un orden –aquí no dimite nadie- y se cumple a la perfección.