De esta Semana Santa no vacacional me asombra el silencio de los corderos. Mejor, me asombra lo borregos que podemos ser los españoles cuando tenemos miedo y cuando el miedo nos lleva a la histeria.

Abusos de poder, que no admitiríamos en circunstancias normales, lo admitimos ahora de grado. No sólo eso: nos hemos convertido en un pueblo de delatores, de vigilantes del vecino, del que no cumple las absurdas reglas del encierro colectivo al que nos sometemos de grado… con grave riesgo de nuestra salud mental, por cierto.

Pero la neurosis es global. El coronavirus es la excusa idónea del Nuevo Orden Mundial (NOM), de la nueva masonería, para conseguir su gobierno global… y, naturalmente, tiránico.

A los europeos nos urge preocuparnos más por la libertad y menos por los derechos. Las sociedades valientes se preocupan más por sus deberes que por sus derechos

Y encima, el NOM actúa en nombre de ‘lo común’, el ultimo mantra de Pablo Iglesias, el bolívar español. Es decir, en nombre del comunismo (la palabra comunismo viene de ‘communis’, lo común), el más peligroso totalitarismo de la era moderna que ha regresado al proscenio de la Historia.

Especial incidencia está teniendo este regreso del comunismo vía coronavirus  -nacido en el régimen comunista chino, no lo olvidemos- en la maestra del mundo, que no es otra que Europa. A los europeos nos urge preocuparnos más por la libertad que estamos perdiendo y menos por los derechos prometidos que no se cumplirán… porque las sociedades valientes se preocupan más por sus deberes que por reclamar derechos. 

Nadie va a quedar atrás… porque nadie podrá dar un paso al frente: estamos encallados

La propaganda monclovita resumida en el eslogan “Nadie se va a quedar atrás” revela bien esta situación de continuas reclamaciones… porque, en efecto, nadie quedará atrás… dado que nadie podrá dar un paso hacia adelante: estamos encallados.

Además, en la vieja Europa no se reclaman derechos para aumentar las libertades individuales. Lo que se reclaman son subvenciones públicas, pagas con el dinero de los demás… que los políticos administran como les viene en gana.

Un ejemplo de esta gran estafa. Se nos dice que del coronavirus nos está salvando la sanidad pública. ¡Anda ya! Nos están salvando los médicos, sean públicos o privados. Lo que ocurre es que, en España y en Europa, casi todos los médicos son públicos porque se asfixia a la sanidad privada.

España camina hacia el totalitarismo. Si el confinamiento continúa perderemos nuestra libertad

Por ejemplo, Pedro Sánchez asegura que ya se ve la luz al final del túnel vírico, pero lo cierto es que más parece un coche que circula en dirección opuesta y nos va a embestir. El arresto domiciliario no mata al virus, sólo sirve para detener temporalmente el contagio… y con éxito relativo. Si el virus permanece en cuanto se levante volverá el contagio. No es un éxito del Gobierno Sánchez… como pretende el Gobierno Sánchez. Al virus sólo pueden matarlo, nuestro propio organismo, el sol que provoca el calentamiento global o una vacuna.

El asunto es grave. No sólo es España, es toda Europa la que camina hacia el totalitarismo con la excusa del coronavirus.

Por de pronto, si el confinamiento, cuyo éxito frente al covid-19 resulta escaso y relativo, continúa, perderemos nuestra libertad. Y mejor que no nos acostumbremos a vivir en un mundo de esclavos bien alimentados. Ese es un proceso que siempre acaba en lo mismo: esclavos y, además, hambrientos.