La emergencia sanitaria y la pandemia del coronavirus han provocado un aterrizaje fuerte en el sector del turismo y de los viajes en avión -que ahora se limitan a transporte de material sanitario y repatriaciones-, dejando muchas aeronaves en tierra y causando reducción de operación e incluso varios ERTE. Todo esto ha puesto la liquidez de las aerolíneas en peligro, acercándolas a la quiebra, por lo que no han dudado en pedir ayudas públicas a los gobiernos de sus países… que se pueden convertir en nacionalizaciones forzosas.

Tras el precedente de Alitalia, que ha sido nacionalizada por el Gobierno italiano, Norwegian y SAS han recibido ayudas de Noruega, Suecia y Dinamarca. Inyecciones de fondos que también piden las aerolíneas estadounidenses, la alemana Lufthansa e incluso las del Golfo Pérsico, como informa El Mundo. En el caso de las compañías aéreas de EEUU, Larry Kudlow, el principal asesor económico de Donald Trump, ha señalado que a cambio de las subvenciones en efectivo, el Estado podría obtener una participación en las aerolíneas, que deben seguir volando, aunque en los niveles mínimos que se han establecido. Lufthansa está negociando con el Gobierno alemán varios préstamos y una inyección milmillonaria con la que el Estado podría adquirir una participación, según Reuters. Por su parte, para Emirates, el emirato de Dubai la considera un valor estratégico y la ayudará; Etihad (Abu Dabi) afronta la crisis con una dificultad extra, pues tenía el 49% de Alitalia hasta que esta última fue nacionalizada; y Qatar Airways prevé quedarse pronto sin efectivo y necesitará ayuda gubernamental, conviene no olvidar que es el primer accionista de IAG (25,1%).

En este contexto difícil para las aerolíneas, la clave está en cuánto dure el coronavirus. La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) ha elevado su cálculo del impacto sobre los ingresos de las aerolíneas a 233.520 millones de euros, superando los 104.600 que preveía a principios de marzo. Este organismo prevé que registren pérdidas superiores a los 36.000 millones en el segundo semestre por el desplome de la demanda (-71%) y tengan que afrontar un desembolso superior a los 56.500 millones en indemnizaciones de pasajeros y otros gastos.