Desaparece la edición en papel del segundo periódico más antiguo de España: El Correo de Andalucía. El diario, que lleva imprimiéndose 119 años, ha anunciado un ERE que afecta casi a la totalidad de la plantilla, pues de 29 trabajadores tan solo continuará un técnico que se encargará de la actividad en la página web del medio.

No es la primera reducción que sufre la plantilla. De hecho, es la sexta desde el 2000, pues ha tenido que sobrevivir a varios periodos de crisis, entre los destaca el de 2013, cuando Antonio Morera Vallejo se convierte en director y editor del rotativo, que fue vendido por un euro en un intento por sacarlo adelante. Sin embargo, en esta ocasión, y aunque la empresa alude a razones económicas, los periodistas creen que el cierre se debe a un error en la gestión. Así, los trabajadores inician este jueves un calendario de movilizaciones con una huelga de cinco días, convocada para este mes.

El fin de esta edición impresa supone el inicio de la crisis de la prensa local

El fin de esta edición impresa supone el inicio de la crisis de la prensa local, que hoy en día busca salir adelante publicando sus contenidos online o bien cambiando la periodicidad de diaria a semanal. El correo de Andalucía opta por la primera opción al no ser capaz de frenar la caída del papel frente a la letra digital.

En una pantalla, bajo el titular “El correo de Andalucía inicia su transformación”, el medio anunciaba ayer por la noche el despido colectivo que silencia a la imprenta de un periódico con más de un siglo de vida. Y es que, de origen católico, sobrevivió a la Guerra Civil y, más tarde, tuvo al frente a varios directores de izquierdas, así como progresistas, durante los años de la Transición; en gran medida por la infuencia que ejercía la Junta andaluza. Siguiendo su recorrido en el tiempo, Antonio Gallardo, empresario conocido por su proyecto en la refinería, se hizo con el medio aunque la apuesta no le salió como esperaba. Finalmente, El correo de Andalucía cayó en manos de Morera, conocido en el mundo de los seguros, que tampoco ha sido capaz de reflotar al periódico. 

Así termina la historia del rotativo que deja a Diario Sevilla y ABC Sevilla como a los únicos diarios con edición en papel que toadvía se pueden comprar en los quioscos de la ciudad.