Tras los resultados presentados el martes, Apple podría convertirse en la primera empresa del mundo en valer un billón de dólares en bolsa (este jueves ronda los 936.000 millones) o, si lo prefieren, en valer lo mismo que lo que produce España en un año (el PIB español en 2017 fue de 1,16 billones de dólares). Casi nada. Por eso, resulta indignante comprobar como el gigante tecnológico se ría de la Hacienda española año tras año.

Los datos lo dicen todo. En 2014, Apple, a través de sus dos filiales en nuestro país -Apple Retail y Apple Marketing-, pagó 3,8 millones de euros en impuestos. En 2015 aumentó hasta los 6,5 millones y en 2016 abonó 11,7 millones. El año pasado, y tras duros esfuerzos de la Agencia Tributaria, la multinacional pagó 14,5 millones. Una miseria.

Claro que, atendiendo a los números oficiales del Registro Mercantil, a 30 de septiembre de 2017 (finalizó su ejercicio fiscal) Apple facturó 382,3 millones de euros y, ojo al dato, perdió 371.016 euros. De risa.

Después de dos años y bajo la amenaza de multar a Irlanda, Apple pagó en mayo de este año la primera cuota de 1.500 millones de euros

Mientras, la multinacional continúa vendiendo sus productos en nuestro país a buen ritmo y, sobre todo, a un precio elevado. Pero da lo mismo, porque tiene su sede europea en Irlanda, donde, según la CE, la tasa impositiva aplicada a la compañía fue descendiendo desde el 1% en 2003 hasta el 0,005% en 2014, cuando en realidad se le debería haber aplicado el tipo oficial de sociedades, fijado en el 12,5%.

Así las cosas, Bruselas exigió en 2016 el pago de 13.000 millones de euros en concepto de devolución de ayudas de Estado. Pero, ¿qué son 13.000 millones para una empresa que vale un billón de dólares? Por cierto, después de dos años y bajo la amenaza de multar a Irlanda, Apple pagó en mayo de este año la primera cuota de 1.500 millones de euros.