Amazon explota el síndrome de Estocolmo frente al esclavizado pequeño comercio, el cual parece haber desarrollado esta reacción psicológica donde la víctima experimenta un vínculo afectivo con su agresor. Y ahora, cuando queda un mes para el famoso Black Friday (el día de grandes descuentos y compras en Internet), el gigante estadounidense del comercio electrónico hasta presume de lo bueno que es con las pequeñas y medianas empresas…

Lo hace en un anuncio de radio (pueden escucharlo aquí a partir del minuto 33), donde dice: “Este no es solo el sonido de una caja de Amazon que hará feliz a Ana (¡Papá, esta bicicleta es una pasada!), también hará feliz a Iker, el fabricante de bicis de Zarautz (¡nos han pedido otras cuatro!); y este es el sonido que alegrará el día a Manuela (sí, el Albariño de Cambados) y dará a conocer el vino de Xosé en toda Europa (Maruxa, otro pedido de diez botellas). Sí, porque más de la mitad de los productos vendidos por Amazon provienen de pequeñas y medianas empresas”.

A la mayoría de las empresas no les queda otra que rendirse ante Amazon: crear su propia plataforma de venta 'online' es muy caro y complejo 

Sin embargo, como saben, no es oro todo lo que reluce. Puede ser cierto que más de la mitad de las pymes vendan a través de Amazon, pero también lo es que a la mayoría no les queda otra porque lanzar su propia plataforma de venta online es algo demasiado caro y complejo que sólo algunas grandes compañías (Inditex o el grupo cervecero Mahou San Miguel, entre otras) pueden permitirse.

Claro que rendirse ante el gigante también puede ser el fin de dichas pymes: para poder colocar sus productos en Amazon, le deben dar información sobre proveedores, facturas y detalles de los mismos, con el riesgo de que este se convierta en su gran competidor (copiándolos, fabricándolos y vendiéndolos a precios mucho más baratos). Además, hay empresas que optan por otra rendición, dejando que el gigante del comercio online entre en sus instalaciones físicas y coloque unos lockers (casilleros) para que la gente pueda recoger sus pedidos: Electrodomésticos Miró, supermercados DIA, estaciones de servicio Repsol, centros comerciales Merlin y Unibail, o incluso restaurantes Telepizza, por ejemplo. 

Algunas también han dejado que el gigante del comercio 'online' entre en sus instalaciones y coloque 'lockers' (casilleros) para que la gente recoja sus pedidos

Todo esto demuestra que Amazon es el gran depredador del pequeño comercio, porque este llega a perder su independencia y hasta su negocio, y también el fagocitador de las marcas. Algo que curiosamente no hace el gigante chino del comercio electrónico Alibaba. La multinacional que dirige Jeff Bezos, que está investigada por prácticas monopolíticas, debería tener en cuenta esto y también lo que decía el liberal Francis Bacon al hilo de la propiedad privada: es como el estiércol, buena, siempre que esté bien repartida. 

Pero esto no es así en el caso de Amazon, que además está cambiando a los pequeños propietarios por proletarios, y es un gran precarizador del empleo. El cineasta británico, Ken Loach, ha afirmado que “el modelo de negocio Amazon, a largo plazo, es insostenible. En primer lugar por la increíble desigualdad: Jeff Bezos tiene una riqueza que no puede ni imaginar y la gente que trabaja para él son desesperadamente pobres”. En su última película, Sorry we missed you (Lo siento, te extrañamos), Loach retrata el nuevo precariado, clase social formada por personas que sufren precariedad laboral.

El cineasta británico señala que “las grandes empresas compiten en precio, para eso reducen los costes laborales y el trabajo es cada vez más inseguro. No cubre ya vacaciones ni bajas: toda la responsabilidad es del trabajador”. También considera que “necesitamos gobiernos que intervengan, seguramente con políticas fiscales”, las cuales además podrían hacer que las grandes empresas pagaran los impuestos que deben, acordes a sus cuantiosos beneficios. En esto la OCDE parece que se va a poner manos a la obra, esperemos que con el efecto deseado. 

Paralelamente, no hay que olvidar los últimos resultados de Amazon, en los que el beneficio se desplomó un 26% y ojo, porque prevé una campaña navideña decepcionante. A todo esto se suma el hecho de que Microsoft le ha ganado una batalla: ha sido finalmente elegido por el Pentágono para ‘JEDI’, un gran contrato de defensa de 10.000 millones de dólares (unos 8.997 millones de euros) para proveer y dar soporte a la infraestructura de datos, servidores e información en la nube del país durante la próxima década, según informa Xataka.