Hace dos semanas era un banco normal y corriente, con una cuenta de resultados comparable al de cualquier otro. Ahora, tras romper con el BBVA, que quería comérselo a cambio de nada, el Sabadell es viable en solitario… exactamente como lo era hace un mes.

A mí me recuerda todo esto la campaña de engaños lanzada durante los primeros meses de 2017 contra el Banco Popular: no era inviable, es más era un gran banco, pero, en profecía autocumplida, la gente empezó a retirar sus depósitos de la entidad y, ojo, porque es lo más importante, el regulador, BCE, apoyado por el propio ministro de Economía español, Luis de Guindos, asfixió al Popular por falta de liquidez y con la retirada de depósitos públicos.

Por cierto, que en la Europa del euro, en la que los bancos ya no se alimentan de la liquidez de sus depositantes sino de la que le otorga el BCE, que una entidad caiga por un decreto del BCE… por falta de liquidez pues, hombre, resulta ligeramente ‘cachondeable’ y algo más ‘pitorreable’.

¿Quién ha dicho que el Sabadell no puede seguir en solitario? Eso sí: con la actual política monetaria, ningún banco podrá sobrevivir, ni en solitario ni con fusión

Pues bien, tras la ruptura –hizo bien Oliu en romper- con BBVA percibo al banco Sabadell en situación similar a la del Popular durante el primer trimestre de 2017, que acabó en la intervención del BCE –perdón, de la JUR- en junio del mismo año.

Hasta hace apenas un mes, por ejemplo, en la presentación de resultados de los primeros nueve meses del año, la entidad que preside Josep Oliu y cuyo CEO es Jaime Guardiola, nadie ponía en duda la viabilidad del Sabadell… porque no había razón para ponerla en duda.

Vivimos un episodio de la lucha entre lo pequeño y lo grande. Lo pequeño es hermoso, lo grande es ingobernable y siempre tiende a fagocitar a lo pequeño. Hay que apostar por lo pequeño, en este caso el Sabadell (que tampoco es tan pequeño), porque apostar por lo pequeño es lo mejor para la economía y la sociedad españolas… y para cualquier país del mundo en cualquier época.

Digo más: si Moncloa permite la intervención de una segunda entidad española, el Sabadell, el sector, que representa la mejor banca doméstica del mundo, la española, habrá muerto.

Cuando Fráncfort, la JUR, Elke König, pretendieron hacer lo mismo con La Caja de ahorros de Siena, el Gobierno de Roma les respondió que de sus crisis bancarias se encargaba él solito.

Corremos el riesgo de repetir el suicidio forzado –o sea, cajicidio- de las cajas de ahorros, ahora con los bancos. Y no es una buena idea

Porque lo que está en juego es la repetición del suicidio forzado –o sea, cajicidio- de las cajas de ahorros, ahora con los bancos. Y no es una buena idea. A las cajas se les obligó a capitalizarse a pesar de que ellas no tenían capital. A los bancos, insisto, domésticos, no especulativos, que cumplen la función social de ser el sistema de pagos del país, ahí es nada, se les obliga a trabajar con tipos negativos, en un negocio que ya no es negocio y que es un contrasentido. Para sobrevivir se les pide que se fusionen, cuando toda fusión no supone más eficiencia sino menos empleo. En lugar de pedir fusiones, eleven ustedes, señores del BCE, los tipos de interés al 1%, porque los tipos de interés negativos sólo benefician a los políticos irresponsables, emisores de deuda pública con manguera.

¿Quién ha dicho que el Sabadell no puede seguir en solitario? Hombre, con la actual política monetaria, ningún banco podrá sobrevivir, ni en solitario ni con fusión. Pero en condiciones de normalidad, incluso de mera racionalidad -con tipos negativos no puedes exigir ni más capitalización ni rentabilidad-, claro que puede. El Sabadell es un buen banco, cuyo primer ejecutivo, Jaime Guardiola, es uno de los mejores directivos bancarios del país.

¿Que han cometido un error en Reino Unido con el TSB? Ciertamente, pero se vende, o malvende, y en paz. Pero el TSB no es el problema, el Sabadell tampoco… y ninguna fusión es la solución, supone el reparto de la miseria.

Ahora mismo, lo que urge es que, en lugar de echar leña al fuego, como hizo con el Popular, Moncloa y Nadia Calviño salgan en defensa activa de la solidez del Sabadell: que digan, claramente, que puede continuar en solitario, sin necesidad de fusión alguna.