La pandemia del coronavirus ha supuesto, como bien saben, un batacazo para el sector aéreo mundial, colocando a las aerolíneas al borde de la quiebra o sin poder evitarla. Ni la reconversión que han puesto en marcha, centrada fundamentalmente en el recorte de costes, ha reducido la gran sangría de liquidez que sufren y esta no parará ni a corto ni a medio plazo: caerá 65.340 millones de euros en el segundo semestre (lo que se traduce en 250.000 euros por minuto) y algo menos (entre 51.000 y 60.000 millones) en 2021.

Así lo prevé la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) por la tímida reactivación del sector y el negativo balance de la campaña de verano. La nueva crisis económica ha puesto de manifiesto que no importan tanto los costes (se han reducido un 50% en el segundo trimestre) como los ingresos, los cuales han mermado notablemente porque la gente tiene miedo a viajar, hay rebrotes y restricciones en muchos países.

Ante este difícil escenario, la IATA teme nuevas quiebras y su director general y CEO, Alexandre de Juniac, advierte que “la crisis es más profunda y más larga de lo que cualquiera de nosotros podríamos haber imaginado”. Además, el apoyo público de 135.800 millones (en ayudas directas, créditos, subsidios laborales, etc.) que han recibido las aerolíneas no basta: “Los programas de apoyo iniciales se están agotando”, ha señalado De Juniac y ha pedido que se extiendan, entre ellas, las que permiten aliviar la carga laboral (por ejemplo, los ERTE), y que los operadores aeroportuarios eviten las subidas de tarifas.