Lo ocurrido el lunes 23, festividad de San Jorge (incluso de Sant Jordi) en el Valle de los Caídos es digno de mención. Un momento histórico, naturalmente. Se trata de una nueva obra de misericordia: des-enterrar a los muertos. ¿Me siguen, verdad? La humanidad lleva años enterrando a sus muertos. Ahora toca desenterrarlos.

Exhumación de cadáveres de la Guerra y postguerra civil española, acaecida entre 1936 y 1939. Esto es, concluida hace tan sólo 82 años.

El abogado del montaje nos explicó que la exhumación es 'humanitarismo'

Allí había un abogado que habló de ‘humanitarismo’, un término de lo más masoncete que, como tantos términos masoncetes, no quiere decir nada pero suena ‘dabuten’.

Lo mismo da: nuestro atildado jurista está ganando dinero, fama y honores.

Aseguraba el leguleyo que al Valle habían acudido familiares (por lo menos bisnietos) de combatientes de ambos bandos, ergo era una forma de concordia… y humanitarismo. Seguro.

Muy cierto, allí se dieron cita un par de tontos útiles de víctimas de los franquistas, muy emocionados ante la posibilidad de llevarse a casa al bisabuleo. Supongo que un poco de polvito con ADN certificado.  

Españoles, la patria se encuentra en grave peligro de idiocia colectiva. ¡Acudid a salvarla!

A lo mejor los familiares logran “llevarse a casa” una ‘miajita’ de polvo del bisabuelo

Y luego estaba la señora que gritaba justicia. En efecto, era lo que estaba esperando su bisabuelo: que le hicieran justicia extrayendo de su tumba algún hueso tardío. Por cierto, sólo hay enterradas 34.000 personas.

¿Y por qué justicia? Está clarísimo, porque habían enterrado en una basílica a su tatarabuelo, que era agnóstico, como ella bien sabía. Y encima junto al “dictador” Franco, en una de las más graves injusticias perpetradas por Franco y Primo de Rivera, cuyos huesos andan por allí cerca y deben ser trasladados a algún lugar ignoto o tirados al mar como Ben Laden para que se los coman los tiburones.

Justicia y nada más que justicia.

Pero lo que no soportan es la enorme cruz

Ahora bien, por la boca muere el pez, y nuestra buena bisnieta republicana descubría así el detalle olvidado: que todo este montaje cursi no tenía más que una razón: la cristofobia. Porque lo que no soportan los progres -de derechas o de izquierdas- del Valle de los Caídos no es la presencia de Franco o de Primo de Rivera sino la cruz, la más grande de Europa, el símbolo de Cristo. Eso sí que no lo soportan y entonces se ven obligados a montar numeritos como el del lunes 23 de abril, festividad de San Jorge.

Españoles, la patria está en peligro de necedad colectiva ¡Acudid a salvarla!