Hispanidad fue el primero en advertir que, con el fin ‘oficial’ de ETA comenzaba el ‘procés’ vasco, que cambiaba el terrorismo activo por la resistencia pasiva y por el chantaje parlamentario.

En definitiva, se ha dicho que la cesión de Mariano Rajoy de cara a conseguir los cinco votos del PNV podía ser la trasferencia del control sobre la Seguridad Social. ¡Valiente tontería! La burguesía vasca del PNV odia a España tanto como la burguesía catalana de Convergencia pero negocia mucho mejor. Sabe que las cesiones políticas (concierto y cupo, por ejemplo) conllevan las mayores y mejores concesiones económicas.

Rajoy conseguirá así “estar en el poder un día más que Aznar”

Además, la Seguridad Social ya caerá por sí sola como fruta madura. No, ahora lo que se le ha exigido a Rajoy es la euskaldinización de Navarra. O mejor, que no catalanice, es decir que no dificulte, la anexión de Navarra a Euskadi, un acercamiento cada día más profundo desde que los proetarras han conseguido la Diputación Foral e importantes ayuntamientos, como el de Pamplona.

Sería una traición en toda regla del PP a Unión del Pueblo Navarro (UPN) pero podemos hablar de la UPN de Aizpún o de la UPN de Del Burgo, dos raíces bien distintas con dos visiones bien distintas.

En cualquier caso, se trata de que Rajoy no neutralice, ni política ni jurídicamente, toda la tarea de euskaldinización de la presidenta pro-vasca Uxue Barkos, cuya moderación formal lleva en sus tripas a separatistas y cristófobos proetarras del más diverso pelaje.

Uxue Barkos pretende la transversalidad con la Comunidad Autónoma Vasca mediante el feminismo (juicio de La Manada, por ejemplo), la impunidad para el movimiento proetarra (juicios de Alsasua, por ejemplo) y mediante la creación de un entramado institucional vasco-navarro que confluiría en la ‘fusión’ de ambas comunidades forales. Largo y turbio camino que sólo puede conseguirse con mentalidades tan curiosas como las de Rajoy, cuyo principal principio político es este: permanecer.

El PP como la UCD: Rajoy cede Navarra al PNV y Aznar prepara a Rivera como sustituto de Mariano

Como ocurrió en Cataluña, ese proceso, el de la fusión fría, lenta pero constante, entre Euskadi y Navarra, ya debía haber sido denunciada por Rajoy, también ante el Tribunal Constitucional (TC). Pero no lo ha hecho ni lo hará, hasta que ya resulte irremediable y entonces, como en Cataluña, haya que utilizar al TC como lo que no es: un tribunal de emergencia.

Al mismo tiempo, el PP se parece cada vez más a la UCD. Por de pronto, está partido entre Rajoy y Aznar. Éste último ha cogido la bandera de la unidad de España (sin muchos méritos, que todos sabemos las cesiones que hizo a los nacionalistas vascos y catalanes para afianzarse en Moncloa, en 1996) e intenta relanzar a Albert Rivera como sustituto del PP en una fusión de la derecha española (PP-Ciudadanos) que hará aún más tibia y más pagana… al conjunto de la derecha española. Como si el jacobinismo adanista de Rivera pudiera mantener la cohesión española.  

Pero el hecho primero es este: Rajoy ha vendido Navarra a los vascos con tal de permanecer en el Moncloa un día más que Aznar. Cada uno tiene sus obsesiones.