Recuerdo todavía como a un tam-tam lejano, algunos de los ecos de la moción de censura al Gobierno socialcomunista que todavía perduran en el aire salvaje de la sociedad en la sobrevivimos, sonidos cada vez más lejanos pero que, de alguna forma, se han quedado en la memoria residual de algunos, como cuando Santiago Abascal hizo referencia al virus chino diciendo que era un virus chino, a lo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su réplica hizo sorna, como hizo de otras muchas cosas serias que dijo en su ponencia el señor candidato. El señor presidente piensa que el virus de la Covid-19 es un azar, un algo caído del cielo, algo en definitiva de lo que nadie tiene culpa ni responsabilidad.  

Y es que el socio chino tiene mucho poder, sin duda. El socio chino es la potencia mundial que pisotea con más brutalidad cualquier derecho humano y que presiona con todo su poder en la OMS. El socio chino es quien aglutina más poder financiero del mundo y el único que sigue creciendo económicamente mientras Occidente se hunde y se muere. El socio chino, que miente o camufla sus respuestas con amenazas veladas a quien le pone en evidencia. El socio chino hará lo que le de la gana porque tiene endeudado a medio mundo y, si quisiera rescatar la deuda, a algunos países les haría un buen agujero en su economía, especialmente ahora tan delicada. Al socio chino no le tose nadie…

La máxima militar de "orden, contraorden, desorden" se muestra de forma patética entre nuestros gobernantes a cuenta del Covid-19

Mientras, en Europa y América los señores del mundo siguen sin ponerse de acuerdo en cómo atajar este problema, que por cierto algunos de estos señores utilizan ideológicamente para encaramarse con fuerza en el poder. La máxima del ejército de "orden, contraorden, desorden" se muestra de forma patética entre nuestros gobernantes, que no saben hacer nada sin prohibir y obligar al ciudadano. Leyes, multas, confinamientos, estados de alarma… Y nada, absolutamente nada, de formación en los medios de comunicación en los que se han derrochado millones de euros para convertirlos en propaganda molida. Las televisiones -empezando por la pública- tendrían que poner un poquito de su parte y producir programas donde se hable del verdadero problema, y dejar de ser el problema generando más confusión, controversia y enfrentamiento ¿No debieran ponerse imágenes de lo que sí está sucediendo tras la pandemia, en vez de sólo noticias y datos que no sirven para nada porque nadie ve las consecuencias? No hay autoridad, hay miedo. Hace falta autoridad justa, disuasoria y ejemplarizante.

Por otro lado, también tendremos que poner el dedo en la llaga de la responsabilidad personal, porque la principal causa de contagio es la ineptitud de los que no acatan las normas básicas de salud e higiene, no los balbuceos políticos. Los irresponsables, la mayoría jóvenes universitarios, que no están dispuestos a ceder en sus derechos de diversión, no tienen miedo y siguen contagiando y contagiándose. Alguien desde el Gobierno, al tiempo que da las cifras de contagiados y muertos, debiera dar las cifras de multados y detenidos cada día por no cumplir las normas. Que eso lo diga el ministro Salvador Illa o Fernando Grande-Marlaska, y por lo tanto, todas las radios, televisiones y periódicos. Pero el tacticismo político les impide ser sinceros y dar noticias reales porque les haría pasar por verdugos sociales. Los irresponsables deben enterarse y tener miedo. Además, eso dará autoridad a la policía, a la que ahora burlan o agreden los de siempre. Sin autoridad, la pandemia nos destruirá.

Estamos soportando una guerra mundial. Tenemos dos grandes enemigos, uno es el virus, invisible e ignorante de su maldad. El otro enemigo es una enorme quinta columna, formada por los que desde dentro, por su irresponsabilidad política y/o social, van extendiendo las minas personales por todas partes. 

Virus y pandemias (Guadalmazán) de Ignacio López-Goñi. Os dejo unas preguntas que seguramente despertarán el interés por este libro: ¿Qué son los virus? ¿Cómo se originaron? ¿Cómo es la vida de un virus dentro de una célula? ¿Cómo aparecen los nuevos virus de la gripe? ¿Por qué es tan difícil curar el sida? ¿El ébola acabará siendo una pandemia? ¿Cómo influyeron los virus en la construcción del canal de Panamá o en la conquista de América? ¿Qué son los arbovirus? ¿Se puede «revivir» un virus congelado en el permafrost? ¿El bioterrorismo es sólo una fantasía de ciencia ficción? ¿Cómo se custodian los virus más peligrosos? ¿Venceremos al sars-cov-2?

Diccionario incorrecto de la nueva normalidad (LID) de Carlos Rodríguez Braun. La corrección política, versión posmoderna del totalitarismo, es, efectivamente, lo más parecido que hemos visto al siniestro Ministerio de la Verdad que imaginó George Orwell en 1984. Ya no es el pueblo el que decide qué pensar y qué decir, sino que una élite ilustrada se lo impondrá desde el poder político, la educación, la cultura y los medios de comunicación. Pretenden establecer ellos por su cuenta una “nueva normalidad”, nada menos.

La guerra cultural: los enemigos internos de España y Occidente (Almuzara) de Alberto G. Ibáñez. Vivimos dentro de una guerra cultural que pasa a menudo desapercibida. Esta guerra tiene, por supuesto, una dimensión externa que no conviene despreciar, pero si España y Occidente están hoy en peligro de continuar debilitándose en una crisis multipolar y permanente, es principalmente debido a factores internos: los adversarios más peligrosos los tenemos en casa.