Durante la semana pasada les contamos las historias Carmen, Josefina, Federico, Elena, José María, Víctor, Rosa y Jesús, todos ellos jubilados y con inquiokupas, han visto lastrado su retiro laboral por las deudas, muchos de ellos teniéndose que volver a poner a trabajar ahogados por las deudas.

Este es el escudo social del Gobierno, cargando a los ciudadanos con la responsabilidad de mantener a los que no pueden acceder a una vivienda por su gran Ley de Vivienda. 

Y como era de esperar, los españoles empiezan a cansarse. ¿Recuerdan lo ocurrido en Cancienes hace unos meses? Un hombre decidió okupar una vivienda, pese a que la casa estaba cerrada por riesgo de derrumbe. Los vecinos, hartos de los altercados que provocaba el okupa, y viendo que nadie ponía solución, tapiaron la vivienda con el okupa dentro.

La solución funcionó y el okupa llamó a la Policía para que le ayudaran a abandonar la vivienda. Por lo que la 'mágica´estrategia ha condido. Así, Alguazas, un municipio en Vega Media del Segura, con apenas 10.000 habitantes ha conseguido echar a 100 okupas sin intervención judicial, ni burocracia, ni chantajes. 

La idea es simple, en cuanto los okupas abandonan la vivienda, aunque sea para ir a comprar algo, la rápida reacción de los vecinos avisando a las autoridades locales, hace posible que puedan tapiar las puertas. Aseguran que es todo un protocolo, primero se cortan luz y agua, más tarde se quita la puerta de la entrada para posteriormente levantar un muro de ladriños. De esta forma, los okupas no pueden volver a entrar.

94 viviendas y dos edificios completos se han recuperado. Segun aseguran son zonas conflictivas y vinculados a actividades delictivas.