Digo todo esto porque Arturo Pérez Reverte se califica a sí mismo como "un sujeto peligroso"
El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte, se ha empeñado en contarnos la verdadera historia de Europa. Ya va por el septuagésimo artículo, en el suplemento XL de Vocento. Su intención es desasnarnos a todos y librarnos de las tinieblas clericales para que podamos acceder a la luz. Mismamente a la Ilustración Reverte.
En la última de sus entregas nos habla de "pensamiento laico", un concepto revolucionario, que, creo, alude al pensamiento de todo aquel que no es cura, pero que don Arturo interpreta como el pensamiento bueno, no contaminado por las tinieblas clericales.
Y así, mismamente, como ejemplo de pensamiento laico, en su última entrega nos sitúa a Isaac Newton, un cristiano de fe recia, que si hoy viviera, sería calificado por Reverte como un beato nauseabundo.
Me preocupa que los comecuras de derechas, que no creen en Dios pero sí en la unidad de España, se conviertan en ídolos de los católicos, sólo porque coinciden con ellos en sus críticas al separatismo. Sólo les pido que recuerden que el fascismo no es más que la deificación de la patria, que es algo muy importante, sin duda, pero no es Dios
Insisto: va por el capítulo 70 y su historia de Europa marca un antes y un después en la investigación sobre el viejo continente. El antes era contar lo que pasó, el después es la ensoñación histórica del profe Reverte, quien se aproxima más a la realidad en sus novelas históricas que en su historia novelada.
Ejemplo: el problema de no comprender el hecho religioso es que corres el riesgo cierto de no comprender hecho alguno. Y este es el problema de nuestro hombre. La obsesión anticlerical de Reverte siempre me recuerda lo que contaba un periodista que viajó a la Polonia de Solidaridad, aún controlada por el estalinismo. El periodista operaba acompañado por un vigilante, miembro de la policía política polaca. En un momento dado, el periodista le preguntó al policía si era ateo. La respuesta le sorprendió:
-Yo no sé si Dios existe o no existe, pero me fastidian esos colegas a los que parece que Dios ha bajado del Cielo a la tierra para comunicarles a ellos, personalmente, el siguiente mensaje: "creedme, no existo".
Antes que estar unida, la patria debe tener un origen común y participar de unas convicciones comunes. Resulta que la historia de Europa, y la de España aún más, no se entiende si no está anclada en la fe cristiana, pues de esa fe nacieron España y Europa
Digo todo esto porque Arturo Pérez Reverte se califica a sí mismo como "un sujeto peligroso" y claro, mis manos tiemblan y mi corazón se encoge al escribir estas líneas. Por eso, suplico con modestia extrema a don Arturo que reflexione y prosiga escribiendo novela histórica en lugar de novelar la historia, porque, mismamente, el pensamiento laico no existe y el pensamiento clerical tampoco. Otra cosa es que clérigos y laicos, de vez en cuando, piensen. Mismamente.
Palabra que mi crítica no es inane ni pretende derrumbar ningún mito. Sólo es que me preocupa que estos personajes, comecuras de derechas, que no creen en Dios pero sí en la unidad de España, se conviertan en ídolos de los católicos sólo porque coinciden con ellos en sus críticas al separatismo. Sólo les pido que recuerden que el fascismo no es más que la deificación de la patria, que es algo muy importante, sin duda, pero no es Dios. La patria, la nación, antes que estar unida debe ser algo, por lo general producto de la historia y de la lengua, pero, antes que nada, de una cosmovisión común. Antes que estar unida, la patria debe tener un origen común y participar de unas convicciones comunes. Resulta que la historia de Europa, y la de España aún más, no se entiende si no está anclada en la fe cristiana, pues de esa fe nacieron España y Europa.