Lo contaba el propio San Juan XXIII, el hombre que, como dictaminara su sucesor, Pablo VI, "revolucionó el gallinero" eclesial con la convocatoria del Concilio Vaticano II

La situación de la Iglesia en los años sesenta del pasado siglo era como para empinar los pelos a un calvo, nada que ver con la situación actual, que es muchísimo peor.

El caso es que el entonces Papa Roncalli no conseguía conciliar el sueño, una noche no, la otra tampoco. Sin embargo, una mañana sus colaboradores le vieron feliz como una perdiz, risueño. Les respondió que aquella noche había dormido feliz como un bebé. Naturalmente, le preguntaron por qué y les contó que la noche anterior no podía conciliar el sueño cuando recibió la siguiente interpelación celestial: 

-Giovanni, ¿quién dirige la Iglesia, tú o mi Espíritu? Pues si la dirige el Espíritu Santo, tú, ¿de qué te preocupas?

Repito que la situación de la Iglesia en 2023 es mucho peor que en el momento en que Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II. Ahora se hacen realidad las palabras de Cristo: "Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?". No obstante, la solución continúa siendo la misma: confianza en Dios, abandono en manos de Cristo, lo que nuestros clásicos llamaban infancia espiritual. Las almas andan agitadas porque no confían en Cristo. 

Hoy domingo celebramos la Ascensión, que deberíamos haber celebrado el jueves 18. Pues ya saben: "Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo".