En el vuelo de retorno de Atenas a Roma, luego de su viaje apostólico a Chipre y Grecia realizado del 2 al 6 de diciembre, el Papa Francisco criticó a la Unión Europea por haber pedido evitar que se use la palabra 'Navidad'.

En la rueda de prensa que ofreció a bordo del avión papal este lunes, el Santo Padre se refirió al documento interno de 32 páginas titulado ‘#UnionOfEquality. Directrices de la Comisión Europea para una comunicación inclusiva’, presentado el 26 de octubre por la Comisaría de Igualdad de la UE, Helena Dalli.

Dalli anunció el 30 de noviembre que retiraría el documento porque "claramente necesita más trabajo”. La guía instaba a los empleados de la Comisión Europea, la rama ejecutiva de la Unión Europea (UE), a "evitar asumir que todos son cristianos”, como recogió Hispanidad.

Pues bien: en la rueda de prensa, el Santo Padre señaló al respecto que la medida que pretendía instaurar la UE es “un anacronismo de la historia. Tantas dictaduras han buscado hacerlo: piensa en Napoleón, piensa en la dictadura nazi y la comunista. Es una moda de la laicidad diluida, agua destilada. Esta es una cosa que no funcionó durante la historia, pero esto me hace pensar en una cosa que, hablando de la Unión Europea, creo que es necesaria, recoge Aciprensa.

Creo que (la UE) debe tomar en sus manos los ideales de los padres fundadores, que eran ideales de unidad, de grandeza. Estar atenta a no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría llegar a dividir los países y afectar a la Unión Europea

Creo que (la UE) debe tomar en sus manos los ideales de los padres fundadores, que eran ideales de unidad, de grandeza. Estar atenta a no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría llegar a dividir los países y afectar a la Unión Europea.

La Unión Europea debe respetar a cada país, como está estructurado dentro, y no querer uniformar. Yo creo que no lo hará, no es su intención, pero estar atento porque a veces vienen y van proyectos como este y no saben qué cosa hacer, se me viene a la mente, no.

Cada país tiene su propia peculiaridad, cada país está abierto a los otros. Unión Europea. Soberanía suya, soberanía de los hermanos en una unidad que respeta la singularidad de cada país y estar atentos a no ser vehículos de colonizaciones ideológicas. Por esto lo de la Navidad es un anacronismo”.

Por cierto que el Pontífice también se refirió en el avión al caso de Mons. Michel Aupetit, Arzobispo metropolitano de París (Francia), que puso su cargo a disposición del Papa el pasado viernes 26 de noviembre después de que se hicieran públicas unas acusaciones en la que se incluye una presunta relación con una mujer hace años. Algo que Mons. Aupetit desmintió “con fuerza”. El Santo Padre aceptó su renuncia.

Por eso acepté la renuncia de Aupetit, no en el altar de la verdad, sino en el altar de la hipocresía

Las palabras literales del Papa Francisco sobre este tema fueron: “Antes de contestar, yo diré: hagan la investigación, hagan la investigación. Porque existe el peligro de decir: fue condenado, ¿pero quién lo condenó? La opinión pública, las habladurías. ¿Pero qué hizo? No lo sabemos. Si ustedes saben por qué, díganlo, por el contrario, yo no puedo responder.

Ustedes sabrán por qué, porque fue una falta de él, una falta contra al sexto mandamiento, no total, sino pequeñas caricias y masajes que hizo a su secretaria, esa es la acusación. Esto es un pecado. Pero no es uno de los más graves ¿eh?, porque los pecados de la carne no son los más graves. Los pecados más grandes son aquellos que tienen más ‘angelicalidad’, la soberbia, el odio, estos son más graves. Aupetit es pecador, como soy yo, no sé si usted se siente… Como fue Pedro, el obispo sobre el que Jesucristo fundó la Iglesia. ¿Cómo puede ser que la comunidad de ese tiempo había aceptado a un obispo pecador? Y eso era un pecado con mucha ‘angelicalidad’ como es el negar a Cristo ¿no?. Era una Iglesia normal, estaba acostumbrada a sentirse pecadora todo el tiempo, una Iglesia humilde. Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador. Pretendemos decir que mi obispo es un santo. No. Esto es caperucita roja. Todos somos pecadores. Cuando las habladurías crecen, crecen, aquel hombre no podrá gobernar, porque le quita la fama, no por su pecado, que es pecado, como el de Pedro, como el mío, como el tuyo, es pecado. Pero por las habladurías de las personas responsables de contar el asunto. A un hombre que le han quitado la fama así públicamente, no puede gobernar, y esto es una injusticia y por eso acepté la renuncia de Aupetit, no en el altar de la verdad, sino en el altar de la hipocresía”.