El mundo del cine es, no lo olvidemos nunca, un espectáculo. La ceremonia de los Oscars, también. De ahí que se hayan cumplido las quinielas y la película asiático-americana Todo a la vez y en todas partes haya sido la gran ganadora de este año en siete categorías, entre ellas, en las principales: mejor película, director (son dos, los denominados Daniels), mejor actriz y mejor guión original. Y muchos de ustedes se preguntarán: ¿Y de qué va esta película que nosotros calificaríamos de locura visual? Pues aborda ese término tan repetido últimamente de multiverso y tiene como protagonista a una mujer chino-estadounidense, que tiene problemas con la declaración de la renta y se verá abocada a luchar con nuevos poderes, en mundos infinitos del multiverso, cuando se produce una ruptura interdimensional. Al mismo tiempo, tendrá que intentar recomponer el orden en su familia.

En este singular relato, los dos directores y guionistas (Daniel Kwan y Daniel Scheinert) dan rienda suelta a situaciones rocambolescas muy imaginativas (ellos han confesado que algunas de ellas las crearon con el solo objetivo de provocar la carcajada). Así, es imposible no reírse con  los diversos duelos que protagonizan la actriz Michelle Yeoh frente Jamie Lee Curtis, en concreto uno de ellos con dedos con forma de salchichas de frankfurt. No obstante, el fondo de este film contiene lecturas interesantes sobre las elecciones que hacemos en la vida y nos marcan, sobre relaciones matrimoniales y también materno filiales. De hecho, apunta algo real: en general solemos ser mucho más exigentes con la pareja que hemos elegido para compartir nuestra vida que con los hijos, con los que hay una brecha generacional y también porque los hijos no ofenden, la pareja sí.

En estos Oscar tan previsibles de la presente edición, solo surgió la polémica y todo apuntaba a que la candidata a llevarse la estatuilla iba a ser Cate Blanchet, por Tar, cuando la también magnífica actriz asiática Michelle Yeoh, protagonista de Todo a la vez y en todas partes, colgó días antes en su cuenta de Instagran un artículo de Vogue, donde volvía a mencionar el asunto de la discriminación racial en los premios de la Academia de Hollywood. Lo cierto es que la actriz, nacida en Malasia, que se ha llevado finalmente a casa la estatuilla del tío Óscar, se la merecía al igual que cualquiera de las intérpretes que llegan a ese apartado de mejor actriz, entre las que se encontraba, este año, la actriz hispano cubana Ana de Armas, excelente en su actuación y lo único salvable del infumable film Blonde.

A destacar también que Netflix y una de sus producciones, la alemana, Sin novedad en el frente, que estaba nominada en nueve categorías, se ha llevado el de Mejor película internacional o, si lo prefieren, de Mejor película de habla no inglesa. Se trata una versión actualizada y muy bien hecha de la novela de Erich María Remarque, de contenido antibélico, que ya consiguió en su primera versión cinematográfica, de 1930, la estatuilla a Mejor película.

La anécdota para muchos cinéfilos es que entre los premiados se encuentre Ke Huy Quan, ganador de la estatuilla a mejor actor de reparto por su trabajo en Todo a la vez en todas partes, y al que muchos no reconocerán de adulto, como el simpático niño, Tapón, de Indiana Jones o como uno de los menores en un clásico de aventuras: Los Goonies.