La caradura okupa no conoce límites, y la permisiva regulación española los hace actuar con total impunidad, impunidad que conocía el Gobierno, como quedó demostrado esta misma semana.

Y hoy llega una nueva muestra de ello que cuenta Crónica Balear. Esta semana la Policía Nacional en Palma detuvo a un hombre de origen marroquí de 35 años, por un delito de daños, al entrar en un domicilio para okuparlo. Hasta aquí, todo dentro de la normalidad okupa.

Lo curioso de este caso es que el piso acababa de ser desalojado tras ser okupado unos días antes. El 'okupa exprés' no contaba con que el piso tenía alarma antiokupación, lo que permitió a los agentes personarse de manera inmediata en el inmueble. Ya saben, el negocio del miedo de la okupación, que hace que las empresas de alarmas se 'aprovechen', como quedó completamente demostrado y contrastado por la tele de José Pablo.

Para lo que sí tuvo tiempo es para quitar la puerta antiokupa y las cámaras de seguridad que la empresa de seguridad había instalado. Este tipo de casos es cada vez más habitual, como denunciaban los vecinos del edificio del Barrio de Salamanca: vivienda que se queda vacía, vivienda que se okupa, principalmente porque los okupas del bloque actúan como 'agentes inmobiliarios' alquilando los pisos de manera ilegal.