Con el papa santo en el suelo y una especie de decoración óptica donde menos mal que hay un crucifijo porque, de otro modo, podríamos pensar que más que ante una capilla católica estamos ante un discopub
Menos mal que San Juan Pablo II fue el Papa que consagró la Catedral de La Almudena, la única construida en Europa durante el siglo XX, que si no, me lo colocan en la puerta de servicio.
Según el propio obispado, la nueva capilla de la Almudena dedicada al Papa Wojtyla, toda ella biselada en madera se inspira en el amor por los bosques del pontífice polaco.
Y es cierto, San Juan Pablo II convirtió a muchos jóvenes llevándoles a los espléndidos bosques polacos y fue el primer Papa que dedicó muchos textos a la ecología, ya desde su primera encíclica como Papa, que lleva por título, o inicio, Redemptor Hominis y que, se ha editado en un montón de libros.
En cualquier caso, sobre el pensamiento ecológico de Juan Pablo II se han hecho muchos estudios y alguna que otra manipulación pero puede resumirse así. Al pensador Wojtyla le preocupa, es cierto, el medio ambiente y considera que el desarrollo industrial podría perjudicar al planeta, pero:
1.Todo problema ecológico tiene solución y la solución no puede consistir en devolver al hombre a la caverna.
2.Más importante: el hombre hace bien en explotar la naturaleza, porque tal es el mandato de Cristo aunque sí, debe cuidarla para que sus hijos y nietos puedan, asimismo, explotarla.
En definitiva, la diferencia entre un cristiano y un ecologista consiste en que el primero considera que la naturaleza ha sido creada por Dios al servicio del hombre mientras que los ecologistas consideran que la especie humana es un grupo de animales "sintientes”, en paridad de estima con los ríos, los bosques y los animales, incluidas la cucaracha y la rata común.
En definitiva, el Cristianismo pide: henchid la tierra y sometedla, Los verdes quieren que el hombre se someta a la tierra, a la diosa Gaia.
Y ahora volvamos a la capilla de San Juan Pablo II, en la catedral de La Almudena, que tampoco necesita muchos comentarios. Con el papa santo en el suelo y una especie de decoración óptica donde menos mal que hay un crucifijo porque, de otro modo, podríamos pensar que más que ante una capilla católica estamos ante un discopub.
Para esto, mejor haber dejado las cosas como estaban.