No se pierdan esto, por favor, que es demasiado bueno: la Iglesia Metodista ha editado una Guía de lenguaje inclusivo. En ella, solicita a sus seguidores, por caridad, fraternidad y solidaridad, naturalmente, que no hablen de 'marido' o 'esposa', porque podría herir sensibilidades. El metodismo solicita a sus fieles un lenguaje más inclusivo, informa Modernity, con cierto pitorreo, creo percibir. La fuente es el Christian Post, así que no se trata de un bulo o, de lo que sería más peligroso, por más engañoso: una exageración.

Ojo al dato, la guía metodista advierte: "como cristianos, debemos tener el coraje de mantener conversaciones que a veces pueden ser difíciles -ya lo creo-. Reconocer que a veces excluimos a las personas, escuchar con humildad, arrepentirnos de cualquier lenguaje hiriente y cuidar la forma en que escuchamos y lo que decimos o escribimos, en el Espíritu de Cristo".

¿Y si con esto contradecimos el Espíritu de Cristo? Pues entonces se aplica la distinción 'tuchana' (sí, la del prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cardenal Víctor Manuel 'Tucho' Fernández) con las bendiciones a las parejas gays: no bendecimos la homosexualidad, ¡noooooooo!, sino a las parejas homosexuales. Bueno, a las parejas no, bendecimos a los homosexuales que vienen en pareja, que es muy distinto: ¡Síííííííí!. Bueno, no sé qué puñetas bendecimos pero algo estamos bendiciendo. 

Pues bien, los metodistas igual: su cristiano espíritu consiste en abrir las manos a todos, todas y todes. El problema es que cuando bendecimos lo que condenamos no estamos abriendo las manos, sino la mente... y ya saben que tener la mente abierta es como tener la boca abierta: un signo de estupidez. La mente, como las mandíbulas, sólo se debe abrir para cerrarla de inmediato, sobre algo consistente.

Pues los metodistas igual o parecido. Porque, según la Guía metodista, mucho ojo, 'hermano' y 'hermana' también pueden resultar "hirientes", a según no sé quién. Recuerden que nos hemos vuelto todos muy sensitivos, cada día que pasa tenemos la piel más fina. 

Conclusión: una confesión cristiana también asume la ideología Woke, esa que está haciendo crecer la necedad y que, más pronto que tarde, todos, todas y todes... nos volvamos unos perfectos idiotas.

Pero, eso sí, nos volveremos idiotas todos, toda y todes... y al mismo tiempo.

La iglesia metodista representa una forma de puritanismo británico que repite el cruel error luterano de la justificación por la fe. Aunque en su origen apuntaban buenas maneras hacia la necesidad de resucitar la Iglesia de Inglaterra, entonces ya convertida en un ministerio del Gobierno británico, tan rica como vacía, lo cierto es que enseguida fue absorbida por lo políticamente correcto. 

El fundador del Metodismo, el clérigo anglicano John Wesley (1703-1791). Seguramente aprobaría la guía de lenguaje inclusivo de sus sucesores, 300 años después. A fin de cuentas era un partidario del libre examen, aunque también era un tipo serio, partidario de que algunos exámenes, por muy libres que sean, se suspendan. Sus sucesores no es que hayan suspendido el examen, es que pretenden convertir la estupidez en norma y la norma en estupidez.

Ahora sólo espero que impere un adarme de sensatez y que alguno de los 80 millones de metodistas repartidos hoy por el mundo, se den de baja de su Iglesia y regrese.... ¿a Roma? No, al sentido común y a la cordura. Con eso me basta.

Y si no, pues ya saben: marchemos juntos, yo el primero, por la senda de la imbecilidad.