Esta misma semana, Irene Montero acudía con Pablo Iglesias, cariacontecidos y angustiados ambos dos, al juzgado para pedir que Miguel Frontera, uno de los participantes en las concentraciones ante el chalet de la pareja, en Galapagar, fuera condenado. Entonces, Iglesias y Montero contaban cómo habían sentido miedo -aún teniendo patrullas de la Guardia Civil y escoltas varios- protegiendo su hogar. 

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Parece que dos días después, la exministra de Igualdad ya se encuentra mejor. Y ahora se centra en otras preocupaciones, como por ejemplo, que lleva mucho tiempo sin ir a un karaoke.

Se lo contaba al presentador de La Ser, queque -persona sensible y empática, sobre todo con El Valle de los Caídos- a la vez que compartía con él que le gusta cantar temas del duo Pimpinela, famoso por sus canciones de desamor. ¿Por qué será?