Desokupa decidió poner a un grupo de sus trabajadores en la puerta del bloque para impedir el acceso de clientes al mismo
El inmueble es conocido como la Babilonia del sexo, está dedicado en su totalidad a la prostitución. Se trata de un bloque de siete viviendas situado en la calle de Delicias 133, en el madrileño barrio de Legazpi. Su legítimo dueño alquiló la totalidad del edificio a un hombre que le prometió que dedicaría las viviendas para ponerlas en alquiler turístico, sin embargo se las alquila a prostitutas que viven y ejercen su profesión allí mismo.
Además, el inquilino se convirtió en okupa, es decir, en inquiokupa, ya que lleva ocho meses sin pagar, acumulando una deuda mensual de 14.000 euros, por lo que le debe al propietario un total de 100.000 euros.
Durante el estado de alarma el edificio ya suscitó polémica puesto que la Policía Nacional tuvo que acudir porque el ir y venir de clientes no cesó pese al confinamiento estricto que existía en ese momento. Los agentes consiguieron frenar la actividad del macroburdel, pero no desalojar a las prostitutas.
Algunas meretrices han pagado entre 4.000 y 6.000 euros de fianza y 2.000 euros al mes, según informó ayer Daniel Esteve, dueño de la empresa Desokupa, que ha sido contratada por el propietario para desalojar el edificio. Esteve decidió poner a un grupo de sus trabajadores en la puerta del bloque para impedir el acceso de clientes al mismo y han reconocido que en apenas una hora acudieron unos 30.
El edificio tiene vigilancia 24 horas para que no puedan entrar clientes
— Espejo Público (@EspejoPublico) May 4, 2023
👉 La empresa de desokupación espera que se abra una línea de negociación con las prostitutashttps://t.co/r18ItBQlmF
Las prostitutas se consideran víctimas de la situación, alegan que están siendo sometidas a coacciones por parte de los trabajadores de Esteve. Sin embargo la policía acudió al inmueble y, tras comprobar que la empresa no estaba comentiendo ninguna ilegalidad, abandonó el inmueble.
Los vecinos se alegran de la presencia de los miembros de desokupa puesto que aseguran que vivien un infierno: "Se oye y se ve todo desde la ventana. Tenemos niños pequeños, somos gente normal y lo único que pretendemos es vivir tranquilos".