Con un pueblo aborregado se puede hacer cualquier cosa mala. Con un pueblo atemorizado se pueden hacer todas las cosas… malas.

El Gobierno Sánchez nos permite -¡qué buenos!- ir sin bozal en exterior. Yo esperaba un ‘streptease’ acelerado y resulta que no. Es más, he hecho una ‘encuesta personal’ y por la calle veo que no se la ha quitado ni el 50% del personal, y quizás me he pasado de porcentaje.

quitarse la mascarilla

Sólo puedo concluir que le miedo ha vencido a España, le da doblegado. Ahora ya no es necesario que el poder nos encierre: nos encerramos nosotros mismos, en un país de cobardes y de misántropos.

Encima, al miedo se une el ridículo más espantoso: ahora hemos inventado la mascarilla nasal, una verdadera postura de payaso que no provoca risa, porque la estupidez crece a pasos agigantados. Insisto; si mañana nos dicen que andemos  cuatro patas o nos pillará el virus… verán como la mayoría se pone a andar por las aceras a cuatro patas. Igualito que cualquier acémila.

Y la necedad cunde, avanza y se generaliza. Ejemplo, la presidenta de la comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, pedía más controles en el Aeropuerto de Barajas. Parece lógico. Pues bien, la inefable delegada del Gobierno de Sánchez en Madrid, Mercedes González ha respondido con una evidencia científica: “el virus ha entrado por todas partes. Es un virus y se mueve pro el aire”. Este es el resultado de las últimas investigaciones. O así, que dijo un vasco.

Última hora: denuncian al Gobierno balear por detener a los jóvenes afectados por Covid tras su viaje de juerga a Mallorca. El miedo también produce caos jurídico. Esto empieza a resultar muy divertido.