
Una de las locutoras de moda en la tele de José Pablo, nueva estrella de Canal 24 horas, da paso a la corresponsal de TVE en la COP30, la cumbre ecológica que se celebra en Brasil. Ya saben, para salvar al planeta aniquilando a la raza humana. Se la ve triste, porque "falta a la cita el país que más contamina, Estados Unidos".
Pues no, campeona, el país que más contamina es China, casi tres veces más que USA.
Pero a su afirmación le faltaba algo: bueno y "sobrevuela sobre la Cumbre un cierto negacionismo".
No existen negacionistas: ni del cambio climático, ni del Covid, ni de la violencia contra la mujer. No existen porque la gente tiene ojos. Lo que ocurre es que el discurso cultural imperante, en la España sanchista y en otros muchos países, ha dictaminado que si difieres lo más mínimo de la postura oficial y del modo de abordarlo en cada una de esas cuestiones, eres un negacionista.
La muerte de la obsesión verde es que la ecología y la economía no se llevan bien y, cuando el personal se percata de que la ecología nos lleva a la ruina, reacciona
¿Qué entiende el Sanchismo y sus propagandistas por negacionista? Aquel que discrepa del discurso oficial. ¿Qué entiende el Sanchismo por ultra? Aquel que se atreve a discrepar de mí.
Volviendo a la COP30: lo que ocurre es que hoy en 2025, la era ecológica toca a su fin. Alabado sea el Señor. Y la pena es que no toca a su fin porque la mayoría se haya dado cuenta de que, de principio a fin, la subordinación de la persona a las cosas resulta una aberración, porque el sentido común ha aconsejado siempre que el orden natural es justamente el inverso.
Tampoco ha caído, y esto también es triste, porque la mayoría haya caído en la cuenta de que el hombre no depreda la naturaleza, sino que, al contrario, la fertiliza.
No, la muerte de la obsesión verde es que la ecología y la economía no se llevan bien. En definitiva, que lo verde es una ruina. Y en tiempos de bonanza, las ruinas pueden al menos ensayarse, pero en tiempos de crisis lo primero es comer y después, una vez cubiertas nuestras necesidades primarias, nos dedicaremos a lo de la Arcadia planetaria.
Ya era hora porque, encima, ecologismo no es más que panteísmo, la más deshumanizadora de todas las religiones, la más cruel de todas las filosofías, la esencia del Oriente depredador
Pero créanme, el culpable del fracaso de la COP30 no es Donald Trump. China e India las dos grandes potencias antiamericanas, al igual que Rusia, tampoco han aparecido por Brasil o han enviado a segundones. La era ecológica toca a su fin y con ella desaparece una de las grandes estafas de la historia.
Ya era hora porque, encima, ecologismo no es más que panteísmo, la más deshumanizadora de todas las religiones, la más cruel de todas las filosofías, la esencia del Oriente depredador.










