Es Nicole Schwab, hija de Klaus Schwab. Ha aprendido mucho de papá, el hombre de Davos, el que nos propuso ‘no tener nada y ser más felices’. A Nicole le ha encantado la pandemia Covid, porque ha demostrado (no se pierdan el mini-vídeo) que si metes miedo a la gente puedes conseguir cualquier cosa de ellos. Les dice que si no se encierran en casa les matará un virus desconocido, o les dice, como parece insinuar Nicole, que el feroz cambio climático les exige encerrarse de por vida, hasta que les salgan escamas en la piel por falta de aire fresco. Oiga, y lo harán. El miedo siempre ha sido el preámbulo de la dominación.

Por supuesto, todo ello aseverado por las evidencias científicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con el cambio climático por bandera puedes conseguir maravillas: el totalitarismo perfecto y, además, voluntariamente aceptado.

Nicole, con su carita triste, no se corta un pelo con lo que en breve veremos a Schwab junior exigir que pasemos hambre. O, ya puestos, que nos muramos de hambre y de asco, para salvar al planeta.

Escuchen a Nicole: El COVID ha demostrado que se pueden implementar cambios rápidos y extremos en la sociedad cuando las personas perciben una sensación inmediata de emergencia, un mecanismo que se puede aplicar a la crisis climática”. Sensación inmediata de emergencia: o sea, pánico… que yo mismo he introducido.

Y lo malo es que, en lugar de salir a las calles o arrearles un par de bofetadas (santas bofetadas, que le dicen) a don Klaus y a su niña, por odio manifiesto a la humanidad, seguimos hablando de lo poco que hacemos para luchar contra el calentamiento global.