El bombón Ferrero Rocher recuerda la cueva Rocher de Massabielle, donde la Virgen María se apareció a la joven Bernadette Soubirous (hoy santa Bernardita de Lourdes)
El bombón Ferrero Rocher no sólo es una delicia por su sabor, sino también por su historia: recuerda la cueva Rocher de Massabielle, donde la Virgen María se apareció a la joven Bernadette Soubirous (hoy santa Bernardita de Lourdes). Sin embargo, en España no hay ningún producto que imite El Pilar donde la Virgen vio al apóstol Santiago y le animó a seguir con su evangelización.
El grupo italiano Ferrero está especializado en dulces y chocolate, tiene su origen en los años 40 del siglo XX, cuando el matrimonio formado por Piera y Pietro Ferrero transformó una pastelería en una fábrica, siendo la primera empresa manufacturera de Italia después de la Segunda Guerra Mundial. Pietro fue el inventor de la Nutella, una famosa crema de cacao y avellanas, aunque no llegó a ver su comercialización que empezó en 1964, años antes que la española Nocilla (1967). Su hijo y maestro chocolatero, Michele, decidió producir también en el extranjero, expandiendo así el negocio familiar al que se incorporaron nuevos productos a lo largo de varias décadas; se casó con Maria Franca Fissolo y profesaba un ferviente catolicismo.
Michele Ferrero, en el 50 aniversario del grupo, afirmó: “Debemos el éxito de la Ferrero a Nuestra Señora de Lourdes; sin ella podemos hacer bien poco”
Esto se pudo ver en varios aspectos, siendo uno de los más destacados el famoso bombón que se lanzó al mercado en 1982: alude en su nombre y en su forma a la cueva Rocher de Massabielle situada en Francia, donde la Virgen María se apareció a una pastorcita, como informó Aleteia, entre otros medios. En concreto, en su interior hay una avellana tostada que recuerda a la Virgen, acompañada de una crema de avellanas, que se recubre con una oblea y una cobertura de chocolate con praliné de avellanas que tiene rugosidades y recuerda a la citada cueva, después todo se envuelve en un papel dorado, añadiendo una pequeña base de papel y una pegatina.
Cada año, Michele Ferrero visitaba el santuario de Lourdes (Francia), levantado junto a la cueva donde se apareció a Bernadette Soubirous, con su familia e incluso llevó a algunos directores y organizó alguna visita para sus empleados, además colocó una estatua de la Virgen María en los 14 centros de producción que en aquel momento el grupo Ferrero tenía en el mundo. Además, en el 50 aniversario del grupo, llegó a afirmar: “Debemos el éxito de la Ferrero a Nuestra Señora de Lourdes; sin ella podemos hacer bien poco”.
Michele Ferrero visitaba el santuario de Lourdes (Francia) cada año con su familia e incluso llevó a algunos directores y organizó alguna visita para sus empleados, además colocó una estatua de la Virgen María en los 14 centros de producción que en aquel momento tenía el grupo
Actualmente, el grupo italiano de alimentación especializado en dulces y chocolate está dirigido por la tercera generación familiar: Giovanni Ferrero tomó las riendas tras fallecer su hermano mayor (Pietro) en 2011 y sumó la presidencia ejecutiva al morir su padre (Michele) en 2015 a los 89 años, pero en marzo de 2017 decidió repartir la gestión y nombró director general a Lapo Civiletti, pasando a ocupar sólo la presidencia ejecutiva. Desde 2015, grupo Ferrero ha hecho importantes operaciones, por ejemplo: la integración con Oltan (hoy Findik), empresa líder en recolección, tostado y venta de avellanas de Turquía; la compra de Thorntons, una compañía de confitería de chocolate fundada en 1911 en Gran Bretaña; la compra del negocio dulce de Nestlé en EEUU en 2018; la adquisición de ICFC (primero de un 70% en 2019 por más de 100 millones y después del 30% restante a finales de 2021). Además, se ha consolidado en la Península Ibérica con más beneficio y récord de ingresos, y ha aumentado su presencia en España, donde fabrica helados en Alcira (Valencia).
Tristemente, en España, no hay ejemplos similares a la bonita historia del bombón italiano. Ningún producto se inspira en el pilar de mármol donde la Virgen María se apareció al apóstol Santiago y le animó a seguir con la evangelización de estas tierras. Aquí se ha optado más por el comercio puro y duro: así, en Santiago de Compostela (La Coruña) el recuerdo comestible más típico es la deliciosa tarta que lleva sólo la silueta de la Cruz de Santiago y en Zaragoza se pueden comprar los caramelos denominados adoquines con la imagen de la Virgen del Pilar o una cinta de seda con la medida de la imagen de Nuestra Señora del Pilar que se encuentra dentro de la basílica de la capital aragonesa.