Cuando escuchamos a alguien decir que tiene que ir al urólogo es habitual pensar en un hombre. Sin embargo, la urología es una especialidad médico-quirúrgica que se ocupa del estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan al aparato urinario, a las glándulas suprarrenales y retroperitoneo de ambos sexos y, por supuesto, a las enfermedades del aparato reproductor masculino.

El aparato urinario es el conjunto de órganos que produce y elimina la orina del cuerpo. Estos órganos son los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Los riñones eliminan los desechos y el exceso de líquido en la sangre, producen la orina que pasa por los uréteres y se almacena en la vejiga hasta que sale por la uretra. Las glándulas suprarrenales están ubicadas sobre los riñones, y producen hormonas como estrógeno y testosterona, además del cortisol, aldosterona, adrenalina y noradrenalina, hormonas fundamentales para la vida.

A los 45 años suelen empezar a desarrollarse ciertas patologías relacionadas con el proceso natural del paso del tiempo 

Conociendo todos los órganos que abarca la Urología, las enfermedades que tratan en esta especialidad pueden ir desde infecciones de orina, cálculos o piedras en el tracto urinario, tumores de riñón, vejiga y uretra o malformaciones del sistema urinario hasta trasplante renal, por citar algunas. Todas estas patologías son tratadas independientemente del sexo del paciente.

En mujeres, las patologías más frecuentes que se tratan en el servicio de urología son la cistitis, una infección urinaria que afecta a la vejiga y se define como la presencia de gérmenes en la orina, la incontinencia urinaria, la pérdida del control de la vejiga o la incapacidad de controlar las ganas de orinar, que también sufren los hombres, y las litiasis o piedras urinarias.

Sin embargo, las consultas más comunes de los hombres suelen ser sobre disfunción eréctil, es decir, problemas para mantener o conseguir una erección, eyaculación precoz, infertilidad, tumores de pene y testículos, fimosis, vasectomía y, sobre todo, cualquier problema relacionado con la próstata. “Además, en la zona del levante español es muy habitual consultar por litiasis renales, sobre todo en los meses de calor en los que se sufren más cólicos nefríticos”, apunta la doctora Araceli Amorós, especialista del Servicio de Urología de Quirónsalud Alicante y Elche.

La próstata es motivo de preocupación en los varones mayores de 50 años, edad recomendada para iniciar revisiones anuales siempre y cuando no existan antecedentes familiares de cáncer de próstata que obliguen a iniciar estas revisiones antes, a los 45 años.  

La primera visita al urólogo suele provocar miedo o vergüenza, pero es muy importante a partir de los 50 años hacer una visita al especialista 

A esta edad suelen empezar a desarrollarse ciertas patologías relacionadas con el proceso natural del paso del tiempo como puede ser la hiperplasia benigna, un agrandamiento de la glándula prostática que es muy frecuente a medida que los hombres van cumpliendo años y puede producir molestias al orinar. Pero también se debe acudir a la consulta del urólogo si se tiene dolor o sangrado al orinar, si no se consigue vaciar la vejiga o se tienen problemas para contener la orina.

Además, es motivo de consulta si existen problemas al tener relaciones sexuales, en un proceso de estudio de la fertilidad, si se necesitan consejos sobre planificación familiar o si se quiere realizar una vasectomía.  También “ante un estudio o tratamiento oncológico del aparato urinario o genital o para un estudio pre-trasplante renal”, añade la doctora Amorós.

Una de las causas fundamentales por la que se recomienda a los hombres hacer una visita al urólogo es la prevención del cáncer de próstata. En una primera visita, el especialista llevará a cabo una entrevista con el paciente para conocer su estilo de vida, su historial clínico y sus hábitos urinarios y sexuales.

Después realizará una exploración física del pene y los testículos, así como un tacto rectal para explorar la próstata y comprobar que no hay bultos sospechosos u otras anomalías.

El especialista suele realizar una entrevista con el paciente para conocer su estilo de vida, su historial clínico y sus hábitos urinarios y sexuales

Posteriormente, se puede necesitar una ecografía urológica, para conocer el volumen prostático u otra información morfológica, y se pedirán unos análisis de orina y de sangre para conocer el estado del antígeno específico prostático (PSA), una proteína que produce la glándula prostática. Con esta analítica se mide la concentración de PSA en sangre del paciente, que en hombres que tienen cáncer de próstata frecuentemente es elevada.

Normalmente, la primera visita al urólogo suele provocar miedo o vergüenza, pero es muy importante a partir de los 50 años hacer una visita al especialista para llevar a cabo una revisión urológica y prevenir así, de forma eficaz, el cáncer de próstata.