La incontinencia o la infección urinaria es más frecuente en las mujeres
Las mujeres tienen el hábito de acudir al ginecólogo desde muy jovencitas, con el comienzo de la menstruación o de las relaciones sexuales. Esta relación estrecha con el ginecólogo hace que muchos de sus problemas íntimos, relacionados con la zona genital se mencionan en esa consulta, o sea que es en esta consulta donde se detectan muchos problemas uroginecológicos. Desde esta consulta se reciben muchos casos en la consulta de Urología.
El urólogo es todavía en muchos ambientes un “gran desconocido”, al que acuden por diversos problemas genito-urinarios, de dolor pélvico, de prolapso genital, de incontinencia, o de infección urinaria en las mujeres, tras la visita a un ginecólogo.
Progresivamente, la atención está más dirigida cuando la problemática urológica es detectada en la Atención Primaria”, apunta la doctora Carmen González Enguita, jefa de Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, que reconoce que lo idóneo es que las mujeres acudan igualmente al urólogo, con el fin de obtener una mejor salud general, urológica, y sexual.
Las diferencias en frecuencia entre problemas urológicos masculinos o femeninos están en relación con las características de la enfermedad en sí
“Hombres y mujeres deben tener hábitos y estilos de vida saludables en cuanto a la alimentación, a la ingesta de líquidos y el ejercicio físico, evitando el sobrepeso, el sedentarismo y/o el estrés, lo que evitará la formación, por ejemplo, de litiasis en la orina problemática tan común en la sociedad actual”.
Problemas urológicos más frecuentes en mujeres
Con ello, Carmen González Enguita mantiene que las mujeres pueden sufrir los mismos problemas de salud urológicos que pueden padecer los hombres en relación con su aparato urinario, ya que es similar en ambos, salvo en lo correspondiente a la anatomía de la uretra y del suelo pélvico, que es diferente.
“Esta diferencia anatómica pélvica y su relación con los genitales hace que la urología femenina y masculina a este nivel sea diferente. Las diferencias en frecuencia entre problemas urológicos masculinos o femeninos están en relación con las características de la enfermedad en sí y, por ejemplo, es más frecuente el cáncer de vejiga en hombres que en mujeres, así como la mayoría de las litiasis (cálculos urinarios)”, detalla.
Sin embargo, apunta que la incontinencia o la infección urinaria es más frecuente en las mujeres, circunstancias que están relacionadas con esa anatomía y función diferente de la uretra y del suelo pélvico femenino.
La incontinnecia urinaria
Subraya que la infección urinaria es muy frecuente en la mujer relacionada con la anatomía femenina. Cuidarse pasa por mantener un hábito de vida saludable, una vida sexual sana y una ordenada dinámica miccional, conociendo que es el urólogo quien puede ayudar en esa re-educación miccional tan necesaria siempre.
La cistitis bacteriana o aquella inflamación de la vejiga cuyo agente causal es una bacteria, es el cuadro de infección urinaria más frecuente en la mujer
No obstante, esta uróloga lamenta que hoy en día la incontinencia urinaria en la mujer sigue siendo un tema tabú, aunque se esté avanzando en la educación de la población en consultar: “Cada día es más frecuente como motivo de consulta, una problemática que se cuenta con más libertad, y es más visible en las conversaciones entre mujeres. Creo que a esta mayor visibilidad ha contribuido el hablar más del tema, y el que tengamos soluciones concretas y eficaces a diferencia de años pasados cuando las soluciones eran muy precarias”.
Es más, sostiene que en otros momentos las mujeres asumían que llegada cierta edad, en el proceso de envejecimiento, consideraban que perder orina era una situación habitual y normal, a lo que habría además que sumarle, que como los tratamientos existentes no eran muy resolutivos, las mujeres permanecían así el resto de su vida, agravándose mucho más la mala calidad de vida de la vejez.
El problema de las cistitis
Por otro lado, la jefa de Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz remarca que la cistitis es muy común en la mujer: “La cistitis bacteriana o aquella inflamación de la vejiga cuyo agente causal es una bacteria, es el cuadro de infección urinaria más frecuente en la mujer”.
Se produce, según indica, por la llegada a la vejiga de bacterias que habitan en el tubo digestivo o en la zona perianal y desde donde se desplazan a la vejiga: “El coito, la relación sexual, es el vehículo fundamental de este transporte bacteriano, si bien hay otras muchas circunstancias que lo favorecen”.
Hay que conocer desde el primer episodio de cistitis que una mujer padezca, las circunstancias por las que se producen, qué síntomas provoca, cómo identificarla, para luego mejor tratarla, según defiende, con el objetivo final de que éstas no se conviertan en un cuadro recidivante o recurrente, que tanto malestar provoca.
“En ocasiones, estando la vejiga inflamada (cistitis) las bacterias pueden ascender por el uréter hasta llegar al riñón, provocando un cuadro de pielonefritis que cursa con síntomas más severos (fiebre, dolor lumbar, mal estar general, postración, alteración analítica …) expresando mayor gravedad”, avisa esta doctora.
La doctora González Enguita lamenta que la incontinencia urinaria en la mujer sigue siendo un tema tabú, aunque se esté avanzando en la educación de la población, en este sentido
El embarazo
La doctora González Enguita sostiene que, las mujeres no deben olvidar que desde los embarazos es su misión cuidar de los aspectos relacionados con el suelo pélvico: “Con posterioridad al parto se deben ejercitar y fortalecer estas estructuras anatómicas con un entrenamiento físico adecuado”.
Argumenta en este sentido la especialista en Urología que el embarazo y los partos van a favorecer que se produzcan alteraciones anatómicas del periné, como por ejemplo prolapsos y disfunciones de diversa índole (miccionales, defecatorias o sexuales). “Hay que prevenir su aparición cuidando estos aspectos durante todo el proceso de la gestación, durante el parto y después del nacimiento. El entrenamiento y la rehabilitación del suelo pélvico van a generar ese fortalecimiento deseado”, concluye la experta del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
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