Empresas que ayudan a los refugiados
Afortunadamente, las empresas no sólo se dedican a su labor profesional, también se involucran con la sociedad a través de distintas actividades que se enmarcan en la denominada responsabilidad social corporativa (RSC), aportando así un valor añadido a su marca. Iniciativas en las que a menudo cuentan con la ayuda de ONGs y con las que las compañías responden además a las necesidades que van surgiendo, entre ellas, a la crisis de refugiados en Europa. Tal es el caso de Inditex, que está en contacto desde 2013 con diversas organizaciones de ayuda humanitaria, las cuales trabajan sobre el terreno para identificar y cubrir las necesidades de los refugiados sirios. Pero este año, la llegada de refugiados, como saben, se ha intensificado bastante. Por ello, además de las contribuciones que el grupo venía realizando de forma regular desde el inicio del conflicto, ha tenido que realizar contribuciones extraordinarias. En lo que va de 2015, el líder mundial del sector textil ha donado ya más de 100.000 unidades de ropa, con un valor aproximado de tres millones de euros. Entre enero y abril, realizó dos aportaciones a través de la asociación estadounidense sin ánimo de lucro LIFE for Relief and Development, que se entregaron a refugiados sirios en Irak y Líbano. En septiembre, hizo una nueva donación de ropa a través de Cruz Roja, que se distribuyó en Austria. Y en octubre, contribuyó con otra donación a ACNUR para beneficiar a más de 7.000 refugiados en Grecia. Asimismo, Inditex colabora con otras asociaciones sin ánimo de lucro, aportando dinero. A una de ellas le ha entregado desde el año 2011 un total de 1,5 millones, colaborando en la importante ayuda humanitaria que realiza en países como Hungría y Serbia. De esta manera, el grupo ha aportado su granito de arena en proporcionar atención médica, ayuda psicológica, agua, comida, alojamiento en tiendas, mantas, ropa de abrigo, colchones, productos de higiene, etc. a los refugiados. Sin embargo, además de las empresas y las ONGs, hay que mencionar la ayuda de las instituciones europeas. De hecho, el pasado 2 de diciembre, la Comisión Europea (CE) anunció nuevos paquetes de ayuda en respuesta a la crisis siria. En concreto, una aportación de 350 millones del Fondo Fiduciario de la UE para Siria, que se enviará para ayuda urgente a 1,5 millones de refugiados y comunidades de acogida en Líbano, Turquía, Jordania e Irak. Se trata de la mayor medida de ayuda de la Unión Europea (UE) a la crisis siria hasta la fecha. De esta manera, Bruselas intentará facilitar la educación básica, la protección de la infancia, mejorar el acceso a la atención sanitaria, así como las infraestructuras de agua y agua residuales. Pero no es la única aportación comunitaria. El Comisario de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, anunció también otros 60 millones de ayuda humanitaria inmediata a Irak y Turquía. Paralelamente, cabe recordar que, en la reunión informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebrada en septiembre, se reconoció la necesidad de movilizar una financiación nacional suplementaria; un compromiso financiero que se reiteró en el Consejo Europeo del 15 de octubre. Por ello, Bruselas ya ha propuesto enmiendas a sus presupuestos para 2015 y 2016, aumentando en 1.700 millones los recursos destinados a la crisis de los refugiados. Así, en estos dos años destinará un total de 9.200 millones a dicha causa. Claro que las aportaciones económicas no son las únicas medidas puestas en marcha por la UE, aunque no todas han tenido éxito. Recuerden que hace meses la CE adoptó dos planes de emergencia para reubicar a 160.000 personas con evidente necesidad de protección internacional desde los Estados miembros más afectados a otros países comunitarios. Pero según el último informe de Eurostat, sólo 190 refugiados de los 160.000 prometidos por la UE han sido reubicados. ¡Una auténtica vergüenza! Además, sólo la mitad de los Estados miembros (14) han ofrecido hasta ahora 3.827 plazas, es decir, el 2,39% de las prometidas. La oficina estadística comunitaria también señala que entre julio y septiembre, hubo 413.800 solicitantes de asilo, el doble que en el segundo trimestre. De esta cifra, más de la mitad (239.000) fueron sirios, iraquíes y afganos. Un aumento que obedeció a varias causas: la aprobación del plan de redistribución y reubicación de refugiados, la política de 'puertas abiertas' de la canciller Angela Merkel, el buen tiempo (calor y mar en calma) y el recrudecimiento de la guerra en Siria. Pero la crisis de refugiados no sólo ha dejado ver enormes problemas de coordinación entre los Estados miembros, sino que también ha puesto en peligro la supervivencia de Schengen. En peticiones de asilo, Alemania y Hungría están a la cabeza, con más de 108.000 cada uno, el 52% del total; les sigue Suecia (10%), Italia y Austria. Mientras, en España la cifra de solicitudes bajó en el tercer trimestre hasta las 3.585. El pasado jueves, justo cuando se conocían las cifras de Eurostat, la UE aprobó una ayuda adicional de 13 millones para los refugiados que viajan en la ruta de los Balcanes y abrió un procedimiento de infracción a Grecia, Croacia, Italia, Malta y Hungría por no aplicar correctamente el sistema de asilo comunitario. Además, los refugiados continúan viniendo: ese día, 4.473 llegaron al puerto ateniense del Pireo (Grecia) desde las islas de Lesbos, Chios y Samos. A simple vista parece que las empresas están haciendo mucho más que las instituciones comunitarias y los países de la UE por los refugiados. Estos últimos deberían ponerse las pilas, pues estas personas han vivido ya una gran tragedia en sus países, se han visto obligadas a abandonarlos y muchos también han perdido a seres queridos en su intento por llegar a suelo europeo. ¡Merecen hechos más que compromisos y buenas palabras! Cristina Martín cristina@hispanidad.com