Mis convicciones cambian según mis intereses
Y llegó la reunión del colegio electoral. Siguiendo el guión establecido, los compromisarios confirmaron el resultado provisional de los comicios. No obstante, dicha ratificación no será oficial hasta el próximo 6 de enero, cuando se celebre el recuento de los votos de los compromisarios en sede parlamentaria. El fedatario de dicho acto será el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, en su condición de presidente del Senado, siguiendo el procedimiento recogido en la duodécima enmienda de la Constitución americana. No obstante, todo el procedimiento legal previsto está pendiente del devenir de los procedimientos de fraude electoral que siguen sustanciándose en los tribunales estadounidenses. Lo más sorprendente es la actitud eufórica de los demócratas ante la decisión del colegio electoral, cuando llevan años exigiendo la eliminación de este órgano y la modificación del sistema electoral.
Quizás el principal problema del mundo actual es la ausencia de memoria. Hagamos un ejercicio para recordar la hipocresía de la progresía mediática. En 2016, cuando el colegio electoral ratificó la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton, los demócratas y los medios de comunicación exigían al colegio electoral que no ratificara la victoria de Donald Trump “por patriotismo” y cuestionaban la decisión del mismo, aunque no había ningún procedimiento judicial de fraude electoral abierto.
Ahora en 2020, ante el resultado provisionalmente favorable en los comicios a Joe Biden, los demócratas muestran fe ciega en el colegio electoral y cuestionan cualquier crítica hacia el mismo. No lo duden, en 2024, de no resultar vencedores los demócratas, de nuevo exigirán la eliminación de la historia institución, con el apoyo mediático por supuesto.
Mientras tanto, el Comité de Seguridad Nacional del Senado comienza las investigaciones parlamentarias acerca del fraude electoral.
Lejos de aceptar la censura progresista acerca de la cuestión, el senador Ron Paul denunció que “las elecciones han sido robadas de diversos modos” y afirmó que “ahora y en el futuro deben seguir celebrándose comparecencias para analizar los casos de fraude acaecidos”. A nivel ejemplificativo, el legislador señaló que “No podemos decir que no ocurrió, 4.000 personas votaron en Nevada sin ser ciudadanos de dicho Estado, simplemente no podemos ignorar eso”. También cuestionó el mantra demócrata acerca del destino de las demandas de fraude en los tribunales señalando que “Los tribunales no han decidido sobre los hechos. Los tribunales nunca analizaron los hechos, porque no quieren pronunciarse sobre las elecciones. Simplemente quieren quitarse el asunto de en medio, encontrando alguna excusa para no pronunciarse”.
Una buena síntesis sin duda del estado actual de la cuestión.
A medida que avanzaban las comparecencias, la tensión iba in crescendo. Así, en plena sesión, el presidente del comité, el senador republicano Ron Johnson, que se ha atrevido a iniciar la investigación parlamentaria sobre el fraude electoral y que ha sido objeto de un acoso mediático, acusó al senador demócrata Gary Peters manifestando: “Mentiste ante los medios de comunicación, asegurando que yo filtraba desinformación rusa”.
Sí, como lo leen, ahora para los demócratas, las denuncias de fraude son “fake news” rusas.
Al igual que el cambio de parecer con el colegio electoral, la actitud de los demócratas con respecto a Rusia es más hipócrita si cabe. Desde que Trump llegó a la Casa Blanca, la acusación de la injerencia rusa ha sido el mantra favorito de los demócratas. Sin embargo, hagamos un nuevo ejercicio de memoria. En las elecciones presidenciales de 2012, que enfrentaron al entonces presidente Obama con el actual senador republicano Mitt Romney, en uno de los debates, el republicano denunció que Rusia era la principal amenaza geopolítica para EEUU. Aunque algunos pensemos que esta afirmación de Romney es poco acertada, ocurrió algo que hoy en día resultaría impensable. Obama, un buen representante del Partido Demócrata que debería estar muy preocupado por la injerencia rusa, se mofó de Romney afirmando que se había quedado en los años ochenta. Los medios de comunicación no dudaron en alabar a Obama ante su “ingenioso comentario”.
Cuatro años después, en 2016, los medios de comunicación en consuno con los demócratas comenzaron a señalar a Rusia como el principal enemigo político y afirmaron que Trump llegó a la Casa Blanca gracias a los hackers rusos. Sorprendente de nuevo cómo la progresía mediática cambia rápidamente el criterio de amigo o enemigo según las circunstancias. ¿Harán lo mismo en unos años con respecto a China a quién ahora protegen de cualquier ataque y con quién como ya denunciamos sus vínculos son cada vez más evidentes?
En estas elecciones, como Biden resulta aparentemente el ganador, los demócratas no observan curiosamente ninguna injerencia extranjera. Cuan justo es el sistema electoral cuando les beneficia. Sin embargo, quien sí ha observado esas injerencias en estas elecciones de 2020 ha sido el Director Nacional de Inteligencia de EEUU, John Ratcliffe. Así, el jefe de la inteligencia estadounidense ha anunciado que en enero se hará público el informe de su departamento que acredita que en esta contienda electoral ha existido injerencia de países tales como Rusia o Irán y, sobre todo, de China. Estén atentos a los medios de comunicación esperando noticias acerca de cómo los líderes demócratas muestran su preocupación por la injerencia extranjera en las elecciones que provisionalmente dan vencedor a Joe Biden. Les apuesto que podrán estar hasta el día del juicio final esperando alguna intervención por parte de la banda demócrata.
Director de Inteligencia entrevistado por la CBS:
— Jota DBS (@Jota_DBS) December 16, 2020
"Hubo interferencia de CHINA, IRAN y RUSIA
en estas elecciones, en enero se hará público
un informe al respecto" pic.twitter.com/j7hKSKl24f
Mientras tanto, siguen los procesos judiciales de fraude electoral. El Tribunal Supremo del Estado de Wisconsin ha fallado a favor de los republicanos, y ha afirmado que los oficiales del Estado incumplieron la ley al permitir que las personas que se declaraban como confinadas en su domicilio, pudieran obtener su voto por correo y emitirlo sin identificación alguna, ni siquiera una mera fotografía o documento de identidad que permitiera acreditar su identidad. Este caso afecta especialmente al condado de Dane, que abarca la capital estatal Madison, uno de los principales feudos demócratas del Estado. Así, la Corte Suprema defiende que la existencia de la pandemia no es suficiente para saltarse la normativa electoral, y que en ningún caso ello permite que se pueda recibir el voto por alguien sin identificarse. Dado que la diferencia entre Biden y Trump es de apenas 20.000 votos en dicho Estado, el fallo es decisivo ya que abre la puerta a la impugnación de miles de posibles votos fraudulentos.
Pero no lo duden, tras la decisión del colegio electoral, no cabe hablar más de fraude electoral para los demócratas, ahora que han recuperado su fe en la histórica institución.