Joe Biden ha dado orden a sus fuerzas desplegadas en el Mediterráneo oriental de bombardear posiciones iraníes ubicadas en Siria. Un paso más en la internacionalización del conflicto iniciado con el repugnante ataque de Hamas del 7 de octubre.

Mientras Europa habla de una conferencia de paz y, por cierto, el miembro de la OTAN Recep Erdogan se revuelve contra Israel y contra Estados Unidos.

No sólo eso: Israel ya ataca, no sólo Gaza sino Cisjordania, cuya población se esta radicalizando por momentos.

Israel prepara una más que probable incursión en Líbano para combatir a la milicia proiraní Hezbolá. Llegará un momento en que Irán se verá cuasi obligado a entrar en guerra. Mientras, Arabia Saudí, que iba a ser el nuevo aliado de Israel, guarda silencio.

Al fondo: ¿el peligro de una guerra nuclear y global es real en Tierra Santa? Desde luego, más real que en Ucrania. En torno a la diminuta Gaza se están creando dos bloques mundiales: por un lado, Estados Unidos y Europa como mera muleta del Ejército norteamericano y de otro, los BRICS y los regímenes islamistas más fanáticos. 

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