Al presidente de Colombia, Gustavo Petro le conocen en su país como Petro "el Cacas" (quien desee saber por qué, mire aquí) pero es posible que a partir de ahora empiecen a conocerle como el padrastro Gustavo.

Y es que la Fiscalía colombiana ha decidido imputar a su hijo, Nicolás Petro, por enriquecimiento ilícito. La primera en denunciarle fue su exmujer, Daysuris Vásquez, también imputada.

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Ahora el padre de la criatura ha tendido un cordón sanitario a su alrededor: se lava las manos, no vaya a perder el cargo. 

Estamos en el inicio de la investigación por lo que sabemos poco. Sabemos que Nicolás Petro vivía a cuerpo de rey, aunque su padre no debió darse cuenta de ello, que recibió dinero de fuentes por ahora no identificados y que parte de ese dinero, en principio destinado a la carrera electoral de su padre, se quedó en el camino, mismamente  en el bolsillo de Nicolás.

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Ahora bien, sorprende ese lavado de manos por parte de su progenitor, el presidente. No sólo por tratarse de su hijo sino porque se supone que recaudaba fondos para el partido de su padre, trabajaba para él. 

Es curioso: el presidente no quiere saber nada de su hijo... que recaudaba fondos para la campaña del lenguaraz papa y no siempre con un origen cómodo de explicar para ningún estadista.

Petro llegó al poder como un ultra-izquierdista ilustrado. Hasta el momento, ha demostrado que, en efecto, es un ultra-izquierdista. En Madrid fue recibido con todos los honores pero el caso es que su año de gestión ha consistido en un escándalo tras otro. No parece que pueda ser el currículo de un estadista.

Por supuesto, don Gustavo siente una especial aversión hacia la madre patria, hacia España. Por eso Sánchez le recibió como si fuera el mayor estadista del mundo mundial.