Hispanidad publica todas las semanas esta sección en la que nos centramos en la región de Hispanoamérica, tratando de destacar noticias que recojan tengan relación —y, sobre todo, defiendan— con el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, con la familia natural (la formada por hombre y mujer), con el derecho de los padres a elegir la educación que deseen para sus hijos de acuerdo con sus convicciones y creencias y, por último, noticias que defiendan el bien común en todas sus formas (es decir, los principios no negociables para una acción política basada en el humanismo cristiano, establecidos por el Papa Benedicto XVI).

Así pues, comenzamos esta crónica semanal en Colombia, donde la Corte Constitucional está fomentando la eutanasia —que atenta contra el derecho a la vida— mediante presiones al Ejecutivo y al legislativo para que extienda esa práctica a los enfermos no terminales.

El alto organismo judicial colombiano ha dictado una sentencia —la T445— relativa al caso de una mujer sobre la que el comité que evaluó su caso señaló que “no es posible acceder a la petición de la paciente”, pues “no presenta signos terminales o de agonía”.

Pero, en otro caso, la Corte Constitucional despenalizó la eutanasia también para “las personas que afrontan una lesión corporal o una enfermedad grave e incurable que genera intenso sufrimiento”. “En consecuencia, la eutanasia ya no se limita a las enfermedades terminales”, afirmó en una nota.

En declaraciones a Aciprensa, el presidente de la plataforma ciudadana Unidos por la Vida, Jesús Magaña, señaló que la reciente sentencia de la Corte Constitucional responde a “un lobby de la cultura de la muerte muy agresivo” liderado “por organizaciones internacionales” que, una vez instalado el aborto, siguen con la eutanasia, “porque hay que acabar con la vida naciente y la vida terminal”. “Están empujando a instalar esta dictadura brutal de la eutanasia”.

Magaña recordó que en Colombia “no hay una ley que permita la eutanasia”. “Se han hundido entre seis y siete proyectos de ley de eutanasia, el último propuesto por Humberto de la Calle, ex vicepresidente de la República y ahora senador”, indicó.

Nos vamos ahora a Chile, para defender el principio no negociable del derecho a la vida, porque en ese país el Proyecto Esperanza ayuda a los padres a sanar sus heridas después de haber abortado voluntariamente a su hijo.

El Proyecto Esperanza, presente en el 80% de los países hispanoamericanos, consiste en un programa de acompañamiento pastoral para la sanación emocional y espiritual de personas heridas por el aborto.

En declaraciones a Aciprensa, la coordinadora del proyecto en Argentina, Ana Salgado de Levermann, explica que a los padres se les explica que “sus hijos están en presencia del Señor, y acercarse a ellos, es también acercarse a Dios. Es llamativo ver que son sus hijos los que les acercan a Dios”. “Solamente después de haber pasado por estos pasos, podrá vincularse con este hijo. Cuando le dan identidad a su hijo, recuperan su identidad como madre o padre. Ellos podrán, ahora, entregar a este hijo en las manos del Padre, sabiendo que a través de Él seguirán unidos”, añade.

Nuestro siguiente destino es Uruguay, donde acaba de vencer las elecciones el izquierdista Yamandú Orsi, quien antes de ser elegido se había mostrado partidario de aprobar la eutanasia, en un país donde ya es legal el aborto y el matrimonio homosexual gracias a las políticas del partido que acaba de ganar las elecciones, el izquierdista Frente Amplio (el de Orsi), que gobernó Uruguay desde 2005 hasta 2020.

El Frente Amplio impulsó la aprobación de la eutanasia en julio de este año con una propuesta en el Senado del país, pero la iniciativa fue frenada por el actual partido gobernante, el Partido Nacional de Luis Lacalle Pou.

Por esa razón, en diálogo con EWTN Noticias, el secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. Heriberto Bodeant, señaló que “está todavía en debate el tema de la eutanasia, y así tratamos de estar presentes a través de laicos que tienen formación, que buscan en este país —que es sumamente secularizado, donde lo religioso para muchos no es en absoluto una referencia—  ir más desde una perspectiva filosófica, argumentaciones sobre la dignidad humana, sobre los límites también de la actuación del Estado”.

“Queremos cuidar el alma de nuestro pueblo, queremos cuidar esos valores, particularmente el de la compasión —con todo lo que significa— con el cuidado de la vida desde su comienzo en el seno de la madre, hasta su fin natural, pero también el de la vida que crece, de la vida que necesita particulares cuidados”, añadió.

En la República Dominicana también se defendió este fin de semana la familia natural, la formada por hombre y mujer, en una caminata que llevaba el lema 'Un Paso por mi Familia'.

A la camita acudieron cerca de 50.000 personas, que desfilaron por las calles de la capital, Santo Domingo. Aunque también desfilaron personas en otras ciudades el país.

El evento finalizó con una misa, celebrada por Mons. Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo de Santo Domingo, quien señaló durante la homilía que "la familia es ese espacio donde construimos el reino de Jesús, el reino de paz, de justicia, de amor". Además, se leyó un manifiesto en defensa de la vida, la fallí ay en contra de ideologías perversas, como la de género.