Ante el auge de Vox en las encuestas, atribuido por muchos a su discurso contundente contra los problemas que está generando en España la inmigración ilegal -y en algunos casos, la legal- el presidente del PP Alberto Núñez Feijóo se marcó ayer un discurso que se parece mucho al discurso -valga la redundancia- de los de Santiago Abascal en este tema.

Muchos españoles están hartos de los problemas de delincuencia e inseguridad que generan migrantes, ya sean legales o ilegales, cuya cultura, por ejemplo, no respeta a la mujer o la trata como un objeto o un animal, sobre el que el varón tiene el poder de utilizarla a su antojo, ya sea sexualmente o domésticamente. Esto ocurre en muchos países de cultura islámica. O en cuya cultura la violencia está arraigada como una forma de resolver problemas o conseguir cosas. 

Hasta el punto de que la inmigración se ha convertido ya en el segundo problema para los españoles, solo por detrás de la vivienda, según el CIS. 

Núñez Feijóo se ha dado cuenta y ayer propuso, por ejemplo, priorizar la inmigración "culturalmente más cercana". "La hispanidad no es una etiqueta, es compartir vínculos sociales, idiomáticos y de comportamiento que deben tener una discriminación positiva". Algo que figura en el programa electoral de Vox: "Se establecerán cuotas de origen privilegiando a las nacionalidades que comparten idioma e importantes lazos de amistad y cultura con España". 

Además, el líder del PP defendió que "tenemos el derecho de elegir quién entra, cómo y para qué", que se parece mucho a esto que dice Vox en su programa electoral: "La inmigración se afrontará atendiendo a las necesidades de la economía española y a la capacidad de integración del inmigrante". 

Nuñez Feijóo también señaló que "quien venga a delinquir será expulsado", ya sea un inmigrante regular o irregular, especificando a aquellos multirreincidentes o que delincan contra la libertad sexual, que se parece mucho a esto que dice Vox en su programa electoral: "Deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave". 

"Los inmigrantes deben aspirar a su suficiencia económica y los subsidios no pueden convertirse en su modo de vida". "No se puede venir a España a vivir de subsidios con el impuesto de los españoles. En un momento de crisis del Estado del Bienestar, la migración debe estar para garantizar el propio Estado de Bienestar", apuntó el líder del PP. Lo cual se parece mucho a esto que propone Vox: "Deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen". "Suprimir la institución del arraigo como forma de regular la inmigración ilegal". "Acabar con el efecto llamada: cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente en España estará incapacitado, de por vida, a legalizar su situación y por lo tanto a recibir cualquier tipo de ayuda de la administración".

El presidente del PP también propuso que quienes vengan "de otros lugares", tendrán que comprometerse a "respetar las costumbres" y las obligaciones, derechos y valores españoles y europeos: "Quien no lo cumpla, no puede permanecer". Lo cual se parece mucho a esto que dice el programa electoral de Vox: "Elevar la exigencia en nivel de idioma, tributación e integración para la adquisición de la nacionalidad. Posibilidad de perder la nacionalidad adquirida por actividades contra la soberanía, seguridad o independencia nacional". "La inmigración se afrontará atendiendo a las necesidades de la economía española y a la capacidad de integración del inmigrante.". 

Lógicamente, tras estas declaraciones del líder del PP, al Gobierno sanchista le ha faltado tiempo para insultar al PP, igual que lo hace con Vox. Así, por ejemplo, esta mañana, el ministro de la Presidencia y de Justicia, Félix Bolaños, ha acusado al líder del PP de tener "un discurso xenófobo". "Ya podemos decir que Feijóo es el número dos de Abascal y el PP una mera sucursal de Vox". 

Hay que reconocer que en esto, Bolaños, ha estado acertado...