Es cierto que Vox, partido en caída libre que ahora intenta una refundación -el próximo día 27-, ha navegado siempre entre su alma falangista y su alma cristiana, pero también contaba con una serie de mentes liberales, en materia económica, que le daban un barniz de modernidad. En concreto, tres: Iván Espinosa de los Monteros, Rubén Manso y Víctor Sánchez del Real. Los dos últimos no fueron en la lista de las anteriores elecciones generales del 23-J, el primero sí fue, y al verse marginado por Santiago Abascal, renunció a su acta de diputado, se fue del partido y se marchó, en principio, de la política.

Ahora bien, ¿qué había ocurrido? Pues que el PP rompió Vox... a costa de ofertar a primeras figuras del partido de Abascal. Ahora bien, el primer paso fue la propuesta del PP a Vox para abrir una mesa de negociaciòn común entre ambos partidos, bastante antes de las elecciones del 23-J. Con cierta prepotencia, los de Feijóo sugirieron qué diputados de Vox debían participar en la negociación bajo la dirección de Espinosa de los Monteros. Las sospechas de Abascal empezaro a tomar cuerpo, insisto, antes de la elecciones: si estos son los que propone el enemigo es que están vendidos al enemigo. A partir de ahí, todo resultó máz sencillo para la estrategia de los peperos: la cizaña ya había sido sembrada.

Y así llegamos a que, ahora mismo, Ortega Smith quiere plantar cara a su amigo Abascal. Está empeñado Ortega, que de liberal no tiene nada, que Vox no puede ser un grupo de fieles a los que se mantiene o se expulsa según su lealtad al líder, y ya está buscando apoyos para presentar una lista alternativa a Santiago. Ambos están más que distanciados.

Por su parte, algunos demoscópicos tientan a Espinosa de los Monteros con un nuevo partido para las europeas mientras Abascal se enroca con Méndez Monasterio y con Julio Ariza, Buxadé y Garriga como escuderos.

Cuando nadie aceptó su oferta, desde Génova se filtró a Bambú la lista de los presuntos traidores, por ejemplo, los liberales Espinosa de los Monteros, Rubén Manso y Sánchez del Real. Santiago Abascal se tragó la trampa y les expulsó o marginó

Volvamos a Génova. Primero tientan a personajes de prestigio como Espinosa de los Monteros o Rubén Manso y cuando comprueban que no aceptan su oferta, desde Génova se filtró a la sede de Vox (en la madrileña calle Bambú) la lista de los presuntos traidores. Lo malo es que Santiago Abascal se tragó la trampa y les expulsó (Manso y Sánchez del Real) o les marginó (Espinosa de los Monteros).

Mientras, Jiménez Losantos, como buen agnóstico, es decir, ignorante, hace de termita de Vox y mete a Yunque de por medio

Para completar el cuadro, interviene en escena Federico Jiménez Losantos, quien, como buen agnóstico, es decir, ignorante, hace de termita de Vox y mete a Yunque de por medio. Sí, a Yunque, que sí existe y que no deja de ser un grupo de gente valiosa, que defiende principios cristianos, pero con un gran defecto: es una sociedad secreta y ya saben ustedes que la Iglesia no admite sociedades secretas, por muy buenas que resulten.

Naturalmente, Jiménez Losantos no llega hasta ahí y ve conspiraciones donde no las hay. Pero lo que sí es cierto es que, o Santiago Abascal espabila o Vox acabará como Ciudadanos.