No quiero insistir demasiado en la rueda de prensa de fin de año de Pedro Sánchez, perpetrada el pasado martes 27 de diciembre, pero me temo que puede marcar al personaje y todo 2023. 

Comienza el año electoral y el presiente del Gobierno ha querido iniciarlo a lo grande, con grandes mentiras, porque las encuestas no están para muchas bromas y cada vez son más los españoles que empiezan a saber lo que tienen enfrente... y para contrarrestar esa tendencia hay que mentir mucho.

Dicho de otra forma: en España se ha implantado el principio -poco cristiano- del todo vale... todo vale con tal de ganar las elecciones, sobre todo las generales de, en principio, noviembre, y de detentar el poder a cualquier precio.

En Moncloa -Ferraz ya no cuenta nada- están preocupados. A pesar de tener el mejor candidato -dicho por él mismo- las encuestas siguen dando ganador a una coalición entre PP y Vox. Y eso que Sánchez ejerce su mandato con un poder omnímodo que ni tan siquiera pretende disimular.  

Dados los desatinos a los que ha llegado el socio-podemismo, no es necesario votar en conciencia, basta con votar con el estómago. Para que no se nos revuelva, digo

Y así, el frente socio-podemita ha iniciado una carrera hacia adelante, verdaderamente enloquecida. Las leyes de aborto, de libertad sexual, de familia, Trans, Bienestar animal, no pueden consentirse. Sus autores deben ser castigados en las urnas. Si no lo son, me temo que no habrá vuelta atrás en muchos años, porque el votante de Sanchez se habrá vuelto culpable por connivencia con tales normas salvajes. 

Lo que supone tanto como decir que la urgencia mayor para 2023 consiste en convencer al votante español de que no puede obviar los principios morales que han constituido España, que son principios cristianos pero que, ahora mismo, dados los desatinos a los que ha llegado la izquierda, no hace falta apuntar tan alto, no es necesario votar en conciencia, basta con votar con el estómago. Para que no se nos revuelva, digo...