Decíamos ayer... que la derrota de Valladolid, no ante el PSOE, sino ante el PP, puede resultar el declive final de Vox. Y es que resulta muy triste escuchar a Santiago Abascal asegurar que él no se coloca en la hipótesis de una ruptura del Gobierno en Castilla-León. Tiene usted razón. señor Abascal: no debería situarse en esa hipótesis sino ejecutar esa opción: romper con el PP, no sólo en Castilla-León sino en todo el país y optar por la opción Meloni, la mujer que, a costa de defender las ideas sensatas que los socio-comunistas tildan de ultras, consiguió marcar distancias con los suyos y despertar a quienes votaban a la nueva izquierda Woke. Y al final, Giorgia Meloni no fue complemento de nadie sino que ganó las elecciones y es la primera ministra de Italia. Y no es una pía cristiana, simplemente sostiene y aplica principios cristianos.

Que García-Gallardo pase a la historia como el malo de la película significa ... que la nobleza ha abandonado a la dirección de Vox

Para entendernos, si Vox no me ofrece principios cristianos, es decir, vida, familia, libertad de enseñanza, bien común, libertad religiosa, propiedad privada y subsidiariedad, ¿para qué votar a Vox? Si me conformo con la tibieza ya tengo al PP.

Mientras, el partido continúa engañándose, con Espinosa de los Monteros en primera fila: asegura que nunca habían tenido tantos apoyos. ¿Apoyos tras la vergonzante derrota de Valladolid? ¿A qué no? 

Y lo peor: que García-Gallardo pase a la historia como el malo de esta película significa ... que la nobleza ha abandonado a la dirección de Vox. Habrá que recordar que aunque no sea Demóstenes, aquí la verdad está con el vicepresidente de la Junta de Castilla. Es más, su media provida, era mínima, era lo menos que se puede hacer para defender la vida desde la concepción hasta la muerta natural, que eso es lo cristiano, lo científico... y lo que aconseja el sentido común.

Encima, Vox no plantea ningún programa económico porque sus máximos líderes le tienen miedo a la economía

El Obispo de Alicante, José Ignacio Munilla, con su lucidez habitual, lo de dejado claro con el ejemplo de la cajetilla del que hablábamos en nuestra anterior edición.

La derrota de Vox en Valladolid, es más peligrosa por vergonzante que por derrota. Ha mostrado que a Vox le pueden más los cargos que los principios. De otra manera, hubiera roto con el PP, no sólo en Castilla-León sino en toda las autonomías y para siempre jamás.

Encima, Vox no plantea ningún proyecto económico porque sus máximos líderes le tienen miedo a la economía. Pues mira, Abascal, sin proyecto económico, Vox nunca llegará a La Moncloa, seguirá siendo el complemento del PP, que sólo le utilizará cuando resulte plenamente necesario.