"Aquel que lanza barro pierde terreno", decía Adlai Stevenson. Y luego está lo de Winston Churchill sobre su compañero de partido, y sin embargo enemigo, Baldwin: "Stanley tropezaba de vez en cuando con la verdad pero se levantaba de inmediato y continuaba corriendo, como si nada hubiera sucedido".

Es difícil encontrar sentencias que resuman de modo tan certero al Sanchismo. A medida que Sánchez trata de asesinar -políticamente, aunque a veces parezca que pretende aniquilarla físicamente- a Isabel Díaz Ayuso, más alimenta la corriente de simpatía hacia la presidenta madrileña. Puedo asegurar que no es mi política ideal pero, como a tantos otros españoles (no nos engañéis, indepes: también catalanes y vascos) esta señora despierta la solidaridad que despierta cualquier víctima, inocente o culpable, perseguida de forma obsesiva por un verdugo, en este caso, el verdugo Pedro.

Por cierto interesante pregunta la del foro Libertad y Alternativa: porque Ayuso no mató a Manolete, ¿verdad?