Monseñor Janusz Urbańczyk, Representante de la Santa Sede ante la OSCE, Viena
Decíamos ayer, que, desde Ucrania, avanzábamos hacia una guerra global. Nada más publicarlo, me entero de que "nuestra tarea más urgente es evitar la guerra nuclear". Yo no he sido: lo ha dicho un tal Janusz Urbańczyk (hijo, ¿no podías llamarte Pepe?), a la sazón representante permanente de la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Y habla de prioridad, es decir, que el Vaticano considera que la conflagración nuclear no es algo probable pero sí posible. Nada menos que la prioridad de ese organismo teórico, por tanto muy práctico, porque se habla claro, que es la inadvertida OSCE.
Urbańczyk recuerda a Juan XXIII, quien proponía terminar con el armamento nuclear. Francisco asegura que es inmoral poseer armas atómicas, en cuyo caso casi una decena de países en el mundo estarían en situación de inmoralidad manifiesta. A saber: Estados Unidos, China, Rusia, India, Paquistán, Reino Unido, Francia, Corea del Norte y, en breve plazo, Irán. Muchos de ellos estados gamberros o simplemente estados fallidos.
Además, ¿cómo prescindir de la propia armas nucleares? No es nada fácil destruirlas, aunque pueden inutilizarse... y debería hacerse al golpe de 'todos o ninguno', porque las armas nucleares han constituido, desde hace más de medio siglo, un instrumento de disuasión. El que las tenga aunque no las explosione, las utiliza para bloquear las ansias bélicas del aniversario. En cualquier caso, ¿se imaginan ustedes la cara que pondría Kim Jong-un si la comunidad internacional le propone destruir sus juguetes atómicos? Pues el norcoreano es a quien China está utilizando como avanzadilla de sus provocaciones.
Además, si todos los países que poseen armamento nuclear prescindieran de él, el peligro sería que algún grupo terrorista se hiciera con el armamento, ¿Esa hipótesis es viable? Lo es.
En cualquier caso, conocida la inmoralidad de las armas nucleares, ahora nos encontramos ante un peligro cierto, alrededor de la guerra vicaria de Ucrania contra Rusia, un peligro próximo de confrontación nuclear. Y el empoderamiento de los BRICS no ayuda, créanme.
Recuerden que un cristiano no se guía por las pautas de la estrategia mundial de disuasión. Quiero decir que no elabora teorías, salvo en su quehacer profesional, si en ello consiste su trabajo, si, por ejemplo, trabaja en el Pentágono. o en el Cuartel General de la OTAN o en inteligencia militar. En su vida personal, el cristiano, para evitar un estallido nuclear, se apoya, exclusivamente, en su confianza en la misericordia de Dios. Créanme es la actitud más eficaz... ¿o es que se ha creído que puede usted evitar la guerra nuclear? Eso no puede evitarlo, por sus propios medios, ni Joe Biden que no sabe dónde ha puesto sus pantalones.